UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años,no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desiertooscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacíose hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en elespíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. ¡Estaba perdida, yse encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, perotodos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “!quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean deluz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entresuspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientrasse vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellosy su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella viocon sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Ycómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeñallama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe,paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en unjuego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desdearriba iluminan la noche.Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra unaestrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desiertooscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en elespíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. ¡Estaba perdida, yse encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean deluz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entresuspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientrasse vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche.Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en elespíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. ¡Estaba perdida, yse encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean deluz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entresuspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientrasse vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche.Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en el espíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. ¡Estaba perdida, y se encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean deluz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entresuspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientrasse vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche.Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en el espíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. ¡Estaba perdida, y se encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean de luz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entresuspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientras se vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche.Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

A mi sobrino A. S.

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en el espíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. Estaba perdida,  ¡y se encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean de luz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entre suspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientras se vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche. Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

A mi sobrino A.

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en el espíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. Estaba perdida,  ¡y se encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean de luz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entre suspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientras se vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche. Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S. (2008)

UNA PEQUEÑA ESTRELLA

A mi sobrino A.

Venid todos aquí y os contaré un secreto. Hace muchos, muchos años, no había estrellas en el cielo. Sobre nuestras cabezas había sólo un desierto oscuro recorrido por una brisa helada. Y no había día, no había noche.

Al mismo tiempo, la gente estaba triste y contaminada. Como si el negro vacío se hubiera llenado de odio, y al rebosar, hubiera vertido sus sombras en el espíritu de los hombres, atrapando muy dentro su risa y su alegría.

Y a este mundo extraño, llegó un día una pequeña estrella. Estaba perdida,  ¡y se encontraba tan triste y sola…!

Y al llegar trató de llamar la atención de la gente, pero todos los que encontraba en su camino se apartaban de ella, desconfiados.
Ella gritaba “ ¡quiero volver a mi mundo, en el que al nacer, nos rodean de luz y de magia!”.

Pero el aliento de la estrella consumía su fuego lentamente, entre suspiros de pena. ¡Derramó tantos rayos y lágrimas de fuego, que mientras se vacíaba logró cubrir el cielo de un mar rojo e intenso!

Y la gente miro temerosa arriba, y al fin algo se quebró dentro de ellos y su indiferencia se tornó en admiración ante tanta belleza.

Y de los ojos de los hombres brotaron lágrimas.

Y de los labios irradiaron sonrisas. Y la estrella vió con sorpresa que crecía su luz en tamaño, intensidad y forma.

Fue entonces cuando comprendió que aquel era su sitio y decidió quedarse. Y cómo estrella solitaria que era, se llamó así misma Sol.

Sol sabía bien, que en medio de toda oscuridad, siempre queda una pequeña llama. Pero para hacer de una brasa olvidada un gran fuego hace falta fe, paciencia y esperanza.

Entonces, como un faro, su luz invitó a otras estrellas a unirse en un juego, dibujar figuras y sueños en el cielo.

Y ahora, la brisa nocturna es cálida, y aviva la luz de las velas, que desde arriba iluminan la noche. Y cuando la gente mira hacia el cielo y encuentra una estrella, cierra los ojos y pide un deseo.

M.S.

ROMEO, ROMEO

- Sabía que tendría problemas. – dijo Romeo, apoyando sus dos manos sobre su cabeza resacosa.- El buen Mercuccio me lo dijo: “Romeo, deberías dejar de colarte en las fiestas ajenas, deberías dejar de beber por la noche, subir muros y calentar el oído de las doncellas”. Pero claro, yo tenía que continuar. “Una más”, le había dicho. Y es que me estaba muy picado, la verdad, desde que Rosalina me había dado calabazas.

¡A mí, que soy hombre apuesto, joven y lo suficientemente rico como para cubrirla de oro!”Te caló”, me dijo Mercuccio, “Te caló por el olor a vinazo”.

Y me chincharon con la niña. “Que si Julieta esto”, “qué si Julieta lo otro”. Y cuando ví a la muchacha, me decidí a engatusarla. Subí el muro dando tumbos por el vino y la ví a ella asomada al balcón, y antes de que yo pudiera abrir la boca para decir algo, ella habló: “Romeo, Romeo, por qué eres tú Romeo, renuncia a tu nombre, y si no accedes júrame que me amas, y yo dejaré de ser una Capuleto”.

Y pensé, “¿pero cómo puede ser que me ame la tía si no habremos cruzado más de cien palabras?”. Si es que nunca sabes lo que realmente funciona.

“Te tomo la palabra”. Le dije todo contento, pensando en mi fácil victoria. O tal vez fuera el vino, no lo sé. Pero ¿qué importaba?  La chica era mona, y eso que me llevaba.

Ya se decía por Verona “esa chica es enamoradiza…”. Pero, ¿tanto? Y además estaban todos los problemas familiares: Montescos, Capuletos.. Nunca me enteré muy bien de todo ese rollo. Los negocios mejor cuanto más lejos.

La muchacha siguió con su charla, que si júrame por la luna, que si tal, qué si cual, y la verdad es que había bebido tanto, que creo que le dije que sí a todo, Fray Lorenzo. ¿Y ahora qué hago? ¿Tengo o no tengo un problema?”

 

 

Fray Lorenzo meditabundo y visiblemente disgustado, pareció reflexionar unos instantes, viendo como la luz de la mañana cubría de claridad los prados de Verona. Y entonces, se le ocurrió. Tal vez esta fuera la oportunidad perfecta.

- Te casaré a las tres.- dijo con voz autoritaria que resonaba con eco en la cabeza de Romeo, acompañándola de gesto firme, que no admitía réplica.  “Mejor la casó con éste que me estoy hartando ya, de hablar cada mañana con los que saltan la maldita tapia de la niña Capuleto”.

 

M.S. (2009)

 

ROMEO, ROMEO

- Sabía que tendría problemas. – dijo Romeo, apoyando sus dos manos sobre su cabeza resacosa.- El buen Mercuccio me lo dijo: “Romeo, deberías dejar de colarte en las fiestas ajenas, deberías dejar de beber por la noche, subir muros y calentar el oído de las doncellas”. Pero claro, yo tenía que continuar. “Una más”, le había dicho. Y es que me estaba muy picado, la verdad, desde que Rosalina me había dado calabazas.

¡A mí, que soy hombre apuesto, joven y lo suficientemente rico como para cubrirla de oro!”Te caló”, me dijo Mercuccio, “Te caló por el olor a vinazo”.

Y me chincharon con la niña. “Que si Julieta esto”, “qué si Julieta lo otro”. Y cuando ví a la muchacha, me decidí a engatusarla. Subí el muro dando tumbos por el vino y la ví a ella asomada al balcón, y antes de que yo pudiera abrir la boca para decir algo, ella habló: “Romeo, Romeo, por qué eres tú Romeo, renuncia a tu nombre, y si no accedes júrame que me amas, y yo dejaré de ser una Capuleto”.

Y pensé, “¿pero cómo puede ser que me ame la tía si no habremos cruzado más de cien palabras?”. Si es que nunca sabes lo que realmente funciona.

“Te tomo la palabra”. Le dije todo contento, pensando en mi fácil victoria. O tal vez fuera el vino, no lo sé. Pero ¿qué importaba?  La chica era mona, y eso que me llevaba.

Ya se decía por Verona “esa chica es enamoradiza…”. Pero, ¿tanto? Y además estaban todos los problemas familiares: Montescos, Capuletos.. Nunca me enteré muy bien de todo ese rollo. Los negocios mejor cuanto más lejos.

La muchacha siguió con su charla, que si júrame por la luna, que si tal, qué si cual, y la verdad es que había bebido tanto, que creo que le dije que sí a todo, Fray Lorenzo. ¿Y ahora qué hago? ¿Tengo o no tengo un problema?”

 

Fray Lorenzo meditabundo y visiblemente disgustado, pareció reflexionar unos instantes, viendo como la luz de la mañana cubría de claridad los prados de Verona. Y entonces, se le ocurrió. Tal vez esta fuera la oportunidad perfecta.

- Te casaré a las tres.- dijo con voz autoritaria que resonaba con eco en la cabeza de Romeo, acompañándola de gesto firme, que no admitía réplica.  “Mejor la casó con éste que me estoy hartando ya, de hablar cada mañana con los que saltan la maldita tapia de la niña Capuleto”.

 

M.S. (2009)