II Jornadas PBL y Metodologías Activas

El pasado día 30 de noviembre, participé en las II Jornadas estatales de Aprendizaje basado en Proyectos y Metodologías Activas. Sevilla, 29, 30 de noviembre y 1 Diciembre de 2012 #pblesp12, con la experiencia que os dejo a continuación:

* Enlace al blog de las Jornadas

* Presentación

 

Aquí os dejo el resumen del artículo:

Espero que os guste!

 

II Jornadas PBL y Metodologías Activas

El pasado día 30 de noviembre, participé en las II Jornadas estatales de Aprendizaje basado en Proyectos y Metodologías Activas. Sevilla, 29, 30 de noviembre y 1 Diciembre de 2012 #pblesp12, con la experiencia que os dejo a continuación:

* Enlace al blog de las Jornadas

* Presentación

 

Aquí os dejo el resumen del artículo:

Espero que os guste!

 

 

II Jornadas PBL y Metodologías Activas

El pasado día 30 de noviembre, participé en las II Jornadas estatales de Aprendizaje basado en Proyectos y Metodologías Activas. Sevilla, 29, 30 de noviembre y 1 Diciembre de 2012 #pblesp12, con la experiencia que os dejo a continuación:

* Enlace al blog de las Jornadas

* Presentación

 

Aquí os dejo el resumen del artículo:

Espero que os guste!

 

 

¡Bienvenido a la República Independiente de… Mi Cole!

Os dejo este artículo que habla de un cole que no parece un cole, un cole donde los niños y niñas aprenden en todo momento, lugar y modo. Una experiencia que cada vez vemos más en diferentes lugares de Europa y Países Nórdicos.

Viendo las fotos me recuerda mucho a Ikea, y lo digo sin hacer bromas ¿eh? Es el concepto de libertad, de funcionalidad, de confianza. Ese concepto que tanto nos ha enganchado la marca sueca de muebles y que ha conseguido abrir multitud de centros por varias provincias en nuestro país. ¿Cuándo nos enganchará también un concepto de cole así? ¿cuándo empezaremos a dejar de hablar sobre cómo ha de ser la educación y empezaremos a llevarlo a la práctica?

Si ellos pueden ¿nosotros también?

Está claro que hemos de comenzar el cambio, realizar acciones que vayan encaminadas a enseñar a una generación que sabemos que han crecido y nacido en otro contexto social, cultural y educativo. La semana pasada hablamos de esto en @kfe06 Sede9 #MAD01, y pudimos comprobar qué difícil nos resulta entender las características de esta generación. Pero también vimos como necesitamos un cambio, cómo las tecnologías son su vida y nos dan también la clave de algunas cosas que ya podemos ir haciendo. Hay gente que ya está comenzando esa andadura, sin embargo, tenemos demasiados miedos, demasiados “corsés” que nos impiden pensar con claridad y, sobre todo, romper con los muros de nuestra tan sobrestimada educación. Muchos piensan que no pasa nada porque los alumnos pasen por la misma situación que ellos, que si a ellos les funcionó, también les funcionará a los alumnos. Pero este es un concepto equivocado porque, para empezar, no somos ni hemos nacido en el mismo momento. Lo que a nuestros padres les funcionó, a nosotros no. La lucha eterna de generaciones se mantiene, entre padres e hijos, pero no podemos mantener la lucha también desde las aulas, o peor, desde el diseño de nuestro sistema educativo que les hace crecer grises, desinteresados y mediocres.

Tenemos ante nosotros una generación que nos está pidiendo aprender, pero tenemos que reconfigurar qué, cómo y dónde… ¿nos atrevemos?

 

¡Bienvenido a la República Independiente de… Mi Cole!

Os dejo este artículo que habla de un cole que no parece un cole, un cole donde los niños y niñas aprenden en todo momento, lugar y modo. Una experiencia que cada vez vemos más en diferentes lugares de Europa y Países Nórdicos.

Viendo las fotos me recuerda mucho a Ikea, y lo digo sin hacer bromas ¿eh? Es el concepto de libertad, de funcionalidad, de confianza. Ese concepto que tanto nos ha enganchado la marca sueca de muebles y que ha conseguido abrir multitud de centros por varias provincias en nuestro país. ¿Cuándo nos enganchará también un concepto de cole así? ¿cuándo empezaremos a dejar de hablar sobre cómo ha de ser la educación y empezaremos a llevarlo a la práctica?

Si ellos pueden ¿nosotros también?

Está claro que hemos de comenzar el cambio, realizar acciones que vayan encaminadas a enseñar a una generación que sabemos que han crecido y nacido en otro contexto social, cultural y educativo. La semana pasada hablamos de esto en @kfe06 Sede9 #MAD01, y pudimos comprobar qué difícil nos resulta entender las características de esta generación. Pero también vimos como necesitamos un cambio, cómo las tecnologías son su vida y nos dan también la clave de algunas cosas que ya podemos ir haciendo. Hay gente que ya está comenzando esa andadura, sin embargo, tenemos demasiados miedos, demasiados “corsés” que nos impiden pensar con claridad y, sobre todo, romper con los muros de nuestra tan sobrestimada educación. Muchos piensan que no pasa nada porque los alumnos pasen por la misma situación que ellos, que si a ellos les funcionó, también les funcionará a los alumnos. Pero este es un concepto equivocado porque, para empezar, no somos ni hemos nacido en el mismo momento. Lo que a nuestros padres les funcionó, a nosotros no. La lucha eterna de generaciones se mantiene, entre padres e hijos, pero no podemos mantener la lucha también desde las aulas, o peor, desde el diseño de nuestro sistema educativo que les hace crecer grises, desinteresados y mediocres.

Tenemos ante nosotros una generación que nos está pidiendo aprender, pero tenemos que reconfigurar qué, cómo y dónde… ¿nos atrevemos?

 

Indefensión Aprendida

Hace dos fines de semana me encontré en mi twitter con una grata sorpresa, @jjdeharo había publicado un vídeo para reflexionar sobre “Indefensión Aprendida”.

Imagen de previsualización de YouTube

Como es un tema que desde primero de carrera me comenzó a interesar y me sigue pareciendo muy interesante, me llamó mucho la atención. Como vemos en el vídeo, es muy sencillo y rápido que puedan causarnos el aprendizaje de la indefensión. He de decir que desde primero de carrera me interesó este tema por dos motivos: porque fue en ese curso cuando leí el libro “Indefensión” de Selligman (1985) y porque fue en la carrera donde tuve unos cinco años para sentirla en mí misma.

Siempre había sido una alumna brillante, entendiendo por este concepto una alumna capaz de aprobar todo y sacar notas altas, pero al llegar a la Universidad a estudiar la única carrera que yo había querido estudiar, comencé a suspender absolutamente todas las asignaturas. Al principio pensé que era un tema de adaptación, de nivel, falta de estudio, pero poco a poco fui descubriendo que se debía a un tema competencial ante los exámenes. Me llevó seis años aprender a aprobar, y conseguir mi objetivo: poder licenciarme.

Pero vamos al concepto y lo que esto puede suponer en muchas de las instituciones educativas actuales. Pensemos por un momento si este término no puede estar relacionado con el famoso Fracaso Escolar que nos trae de cabeza, intentando rehacer leyes y temarios, y demás temas burocráticos para luchar contra él sin obtener la mayor parte de las veces éxito.

Hace unos años me fui de vacaciones de Navidad con unos amigos que tenían un hijo adolescente de 14 años que había suspendido alrededor de cinco asignaturas. No era la primera vez, ya era reiterativo, llevaba suspendiendo desde que había entrado en la ESO. La actitud del chico era de pasotismo absoluto, daba a entender que no le importaba suspender y que la culpa de todo era de los profesores. Los adultos que estábamos con él intentábamos explicarle que tenía que sacar el genio, estudiar, luchar, hablar con los profesores… Estuvimos un buen rato dándole alternativas, preocupándonos por él cuando él no daba muestras de estar preocupado. Sin embargo sí lo estaba, probablemente más que preocupado, estaba indefenso. Tal y como comenta Selligman en su libro, cuando no encontramos la “puerta de salida a la situación aversiva” nos quedamos inmóviles y en un rincón “aguantando lo que nos venga”. Y en este punto es importante la forma en que veamos la salida, nuestra forma de enfocar la vida, si creemos que somos nosotros quienes hemos de salir (lugar de control interno) o si creemos que está fuera de nosotros (lugar de control externo). En definitiva, si llegamos a la conclusión de que tenemos que seguir intentándolo, o si creemos que hagamos lo que hagamos el resultado será el mismo.

Este chaval había llegado a la conclusión de que hiciera lo que hiciera, suspendería. Aprendió la indefensión. Y eso le llevó al más absoluto fracaso, nunca terminó la secundaria y en la actualidad se dedica profesionalmente a algo que le hace feliz pero que descubrió tarde: la cocina. Finalmente parece que sí aprendió a salir.

Ahí va mi reflexión sobre el tema, ¿qué podemos hacer para que estos chavales no desarrollen indefensión aprendida, o que si lo desarrollan tengan alguna herramienta para que puedan desaprenderla? ¿hacemos algo cuando vemos a un chico “pasota” que no le importa fracasar? ¿somos capaces de darnos cuenta de que quizás no estemos dando las mismas “listas de palabras” a unos que a otros?

Y a modo de final, enlazo este artículo del Blog de Francesc Puertas, que leí también hace unas semanas para lograr que al menos seamos capaces de salir de situaciones de indefensión que inevitablemente hemos de vivir. Quizás ahí reside el reto, enseñar también a localizar dentro de uno los recursos, habilidades y capacidades para salir de ella.

 

Indefensión Aprendida

Hace dos fines de semana me encontré en mi twitter con una grata sorpresa, @jjdeharo había publicado un vídeo para reflexionar sobre “Indefensión Aprendida”.

Imagen de previsualización de YouTube

Como es un tema que desde primero de carrera me comenzó a interesar y me sigue pareciendo muy interesante, me llamó mucho la atención. Como vemos en el vídeo, es muy sencillo y rápido que puedan causarnos el aprendizaje de la indefensión. He de decir que desde primero de carrera me interesó este tema por dos motivos: porque fue en ese curso cuando leí el libro “Indefensión” de Selligman (1985) y porque fue en la carrera donde tuve unos cinco años para sentirla en mí misma.

Siempre había sido una alumna brillante, entendiendo por este concepto una alumna capaz de aprobar todo y sacar notas altas, pero al llegar a la Universidad a estudiar la única carrera que yo había querido estudiar, comencé a suspender absolutamente todas las asignaturas. Al principio pensé que era un tema de adaptación, de nivel, falta de estudio, pero poco a poco fui descubriendo que se debía a un tema competencial ante los exámenes. Me llevó seis años aprender a aprobar, y conseguir mi objetivo: poder licenciarme.

Pero vamos al concepto y lo que esto puede suponer en muchas de las instituciones educativas actuales. Pensemos por un momento si este término no puede estar relacionado con el famoso Fracaso Escolar que nos trae de cabeza, intentando rehacer leyes y temarios, y demás temas burocráticos para luchar contra él sin obtener la mayor parte de las veces éxito.

Hace unos años me fui de vacaciones de Navidad con unos amigos que tenían un hijo adolescente de 14 años que había suspendido alrededor de cinco asignaturas. No era la primera vez, ya era reiterativo, llevaba suspendiendo desde que había entrado en la ESO. La actitud del chico era de pasotismo absoluto, daba a entender que no le importaba suspender y que la culpa de todo era de los profesores. Los adultos que estábamos con él intentábamos explicarle que tenía que sacar el genio, estudiar, luchar, hablar con los profesores… Estuvimos un buen rato dándole alternativas, preocupándonos por él cuando él no daba muestras de estar preocupado. Sin embargo sí lo estaba, probablemente más que preocupado, estaba indefenso. Tal y como comenta Selligman en su libro, cuando no encontramos la “puerta de salida a la situación aversiva” nos quedamos inmóviles y en un rincón “aguantando lo que nos venga”. Y en este punto es importante la forma en que veamos la salida, nuestra forma de enfocar la vida, si creemos que somos nosotros quienes hemos de salir (lugar de control interno) o si creemos que está fuera de nosotros (lugar de control externo). En definitiva, si llegamos a la conclusión de que tenemos que seguir intentándolo, o si creemos que hagamos lo que hagamos el resultado será el mismo.

Este chaval había llegado a la conclusión de que hiciera lo que hiciera, suspendería. Aprendió la indefensión. Y eso le llevó al más absoluto fracaso, nunca terminó la secundaria y en la actualidad se dedica profesionalmente a algo que le hace feliz pero que descubrió tarde: la cocina. Finalmente parece que sí aprendió a salir.

Ahí va mi reflexión sobre el tema, ¿qué podemos hacer para que estos chavales no desarrollen indefensión aprendida, o que si lo desarrollan tengan alguna herramienta para que puedan desaprenderla? ¿hacemos algo cuando vemos a un chico “pasota” que no le importa fracasar? ¿somos capaces de darnos cuenta de que quizás no estemos dando las mismas “listas de palabras” a unos que a otros?

Y a modo de final, enlazo este artículo del Blog de Francesc Puertas, que leí también hace unas semanas para lograr que al menos seamos capaces de salir de situaciones de indefensión que inevitablemente hemos de vivir. Quizás ahí reside el reto, enseñar también a localizar dentro de uno los recursos, habilidades y capacidades para salir de ella.

 

¿Bailamos?

Estamos llegando a la recta final del curso, un curso más, un año más con resultados muy parecidos. Observo los foros, las redes, tanta innovación que se supone que estamos arrancando no se refleja después en los alumnos. Éstos siguen contando los días hasta el final del curso, centrados en terminar cuanto antes los exámenes y por fin disfrutar de sus vacaciones. Y esto se repite un año tras otro, pasando de curso sin detenerse apenas en lo que la escuela les está ofreciendo, aunque quizás no les esté ofreciendo tanto…

Es muy interesante leer en las redes el movimiento que están causando las TIC, cualquiera que no esté día tras día observando el panorama pensaría que estamos avanzando mucho, cambiando paradigmas, estrategias, innovando de verdad. Sin embargo tengo la impresión de que es tan solo una línea débil, que se mantiene gracias a los que estamos mirando lo que pasa en estos medios. La otra línea, la más fuerte, paralela a esta, es la de los profesores estresados porque los niños les faltan el respeto en el aula, estresados porque se acerca la evaluación final y hay que corregir exámenes, alumnos estresados porque tienen que aprobar, padres y madres preocupados porque sus hijos aprueben… En fin, ¿que donde está la innovación? Que está muy bien que haya iniciativas de algunos profesores, eso es mejor que nada, pero ¿dónde está el proyecto de cambio real?,¿ cuándo vamos a conseguir que cambien realmente las estructuras de los centros?, ¿cuándo vamos a sacar la escuela a la calle?

Igual que en este vídeo, donde la Filarmónica de Copenhage sale a la calle y toca el Bolero de Ravel en la Estación Central, la escuela debería romper sus muros, integrarse en su entorno y mostrar a los alumnos la vida. Hacer que éstos no estén contando los días para salir de la escuela porque la escuela esté dentro de sus días, en sus vidas, en sus calles. Y esto no se consigue con algunas experiencias aisladas, se consigue realizando un verdadero pensamiento grupal. De nada serviría que uno de los músicos de la Filarmónica saliera a la calle a tocar, sería un músico más, un buen músico más, de los que tocan en la calle y quizás no nos pararíamos a mirar (como podemos ver en este vídeo en el que Ara Malikian, probablemente uno de los violinistas mejores, sale a tocar en el metro y recibe muy poca atención). El impacto de la Estación Central de Copenhage reside en el grupo, en la orquesta. Es más difícil hacer que se oiga nuestra voz si somos uno, la fuerza del grupo es más potente.

Así debería ser en educación, romper de una vez el trabajo individual, ponernos a trabajar en grupo para generar proyectos de cambio. Todo cambio pasa por un proyecto, un propósito para generar objetivos y acciones encaminadas a conseguirlos. Los centros siguen reproduciendo los modelos burocráticos exigidos por las administraciones, dejando el papel de la innovación en los profesores, y éstos hacen lo que pueden y/o lo que quieren, y no se les oye tanto como sería deseable.

Para producir una auténtica innovación hay que juntar a la orquesta, que cada uno aporte lo que sabe “tocar”, y que comience a sonar. Y para comenzar hemos de tener la “partitura”, para saber cuáles son los pasos que hemos de dar. De ahí la importancia del Proyecto para integrar cualquier cambio, pedagógico, tecnológico, arquitectónico… primero pensamos, consensuamos y, después, actuamos. Hacer un proyecto que contemple a todos los actores implicados, que sea capaz de sacar el partido de cada uno de ellos, profesores, equipo directivo, familias, alumnos, personal no docente… todos los que trabajamos por y para la educación. Los que queremos que el cambio llegue, los que queremos que el aprendizaje no se base exclusivamente en exámenes y pruebas de nivel. Todos los que deseamos que nuestros niños y  adolescentes no tengan ganas de que suene el timbre de salida del cole para poder “hacer su vida”.

Cada vez es más urgente mediar en este divorcio entre la escuela y la vida, y conseguir que vuelvan a ir de la mano. Romper de una vez con el modelo industrializado de la escuela de timbres, planificaciones y exámenes, y avanzar hacia una escuela activa del conocimiento.

Conocimiento como “hechos o datos de información adquiridos por una persona a través de la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un tema u objeto de la realidad”.

Y existen herramientas que intentan llevar la realidad a la escuela, que pueden llevar la realidad a la escuela, pero ¿por qué no llevar también la escuela a la realidad? Las TIC nos permiten lograrlo, pero nos falta lo más importante que es dar el salto hacia un proyecto realmente innovador.

¿Qué me dices? ¿te animas a bailar conmigo?

Por una escuela innovadora:

Fundación Siglo22: http://fundacionsiglo22.org

Centros en Red: http://siglo22.net/enred

De las palabras a los hechos

Hace ya mucho tiempo que se viene hablando del cambio de paradigma educativo, del cambio del rol del profesor, del alumno, de los padres… he asistido a muchas ponencias, conferencias, jornadas, congresos en los últimos diez años y el discurso ha cambiado poco. Hemos pasado de hablar de “recursos en el aula” a “redes sociales” pero en el fondo los docentes siguen esperando el recurso mágico que le ayude a hacer más llevadero su trabajo. Y entonces llega el mercado y aprieta con recursos y con libros, y con herramientas… y ahora hay Pizarras Digitales en las aulas, y en muchos centros ordenadores portátiles que incluso los niños llevan a sus casas. Y también hay muchos cursos, multitud de cursos, gratis, para aprender a ser el docente del Siglo XXI. Y recientemente han llegado las Redes Sociales a revolucionarlo todo, sobre todo nuestra forma de interactuar con los medios, que ha pasado de ser obserdora a ser exhibicionista muchas veces. Y nuevos elementos han irrumpido en escena, los miedos a estos medios, las diferentes opiniones, los primeros pinitos sin estar seguros de que esto tenga algún resultado concreto.

Pero seguimos preparando programaciones llenas de contenidos que sigan al pie de la letra el currículum con los materiales de siempre, aunque aquí sí que parece que innovamos, hemos pasado del libro al libro digital y de la pizarra a la pizarra digital, pero lo mismo, y lo peor, la misma evaluación basada en exámenes, y más exámenes.

¿No será hora ya de pasar de las palabras a los hechos? Si continuamente escuchamos a expertos hablar de las nuevas necesidades, de que tenemos que educar para una Sociedad del Conocimiento y no una Sociedad Industrial, ¿por qué seguimos reproduciendo el modelo industrial en las aulas? El hecho de usar los nuevos medios no significa que estemos cambiando nada, esto es sólo visual. Debemos sumergirnos en la profundidad del hecho educativo, debemos realmente evolucionar hacia contextos que rompan definitivamente con los modelos antiguos. Comenzar a crear, comenzar a cambiar de verdad.

Tuve la oportunidad de escuchar a los expertos que han participado en las dos ediciones del Global Education Forum (GEF) a los que he asistido y en todos ellos había el mismo mensaje: “hay que reinventar el proceso de aprendizaje”, “Hay que preparar a nuestros jóvenes para afrontar desafíos. Necesitamos desarrollar habilidades, sistemas y un nuevo conocimiento para la Educación del Siglo XXI”… y muchas más frases para pensar, pero sobre todo para empezar a actuar.