La calma y el pensamiento

Hago un llamamiento público a la calma y el reposo en la red. Por favor, relájense, pongan los pies en alto y saboreen lo que hay detrás de los artículos, post, tweets de los diferentes sitios sociales, informativos y divulgativos en Internet. Verán que no todos ellos les provocan las mismas sensaciones porque no todos tienen el mismo cariz. Y es que cuando uno va estresado por la vida no es capaz de discriminar ni reposar todo lo que ve… y lee.

Por eso, quiero que se sienten tranquilos delante de sus múltiples sitios y piensen si el camino realmente nos provoca pensamiento. Lo digo por la cantidad de mensajes emitidos en las últimas semanas. Por ejemplo, la noticia “un post al día” que salió ayer en el Ciberpaís dice que WordPress quiere lanzar una campaña para que los “blogueros” (supongo que yo seré una de ellos) posteen algo al día: No es imprescindible escribir, vale postear una foto, un vídeo o un sonido. Cualquier cosa, pero al día. Y todo ello porque las redes sociales acaparan la atención de los usuarios, WordPress intenta demostrar que el blog sigue hoy tan vivo como antes del nacimiento de Facebook. Y en este punto me surge una pregunta, ¿es que es lo mismo un blog que una red como Facebook? Para mí un blog siempre había sido un lugar donde publicar artículos con un mínimo de interés para provocar pensamiento y discusión en quien te lee. Un lugar donde puedes tener todos tus intereses juntos, donde enlazar noticias, fotos, vídeos y sonidos pero con un sentido para el lector, y para el propio escritor. Claro que tiene un componente social, en el sentido de que tus “seguidores” te leen y te opinan en él, pero no veo el componente de inmediatez que persigue esta campaña.

Mención aparte merecen las Redes sociales, como Facebook, Twitter, en las que el ritmo es vertiginoso. No sé si realmente este camino no llegará a una sobresaturación de las personas que usamos estos medios. Pero es que ¿cuál es el sentido de estos medios? Quizás debamos hacer un paréntesis y reflexionar sobre para qué nos sirve tener un montón de “amigos” en Facebook, o un montón de tweets en Twitter, si no conseguimos conectar intereses, conocimientos y aficiones. Si lo que finalmente conseguimos con tanta obligación a “postear, twitear, facebookear” sea saturar a nuestros seguidores y conseguir que pasemos por la pantalla rapidamente sin pensar ni tan siquiera leer.

El uso de blogs, aunque no tenga tantos números como Facebook, ha sido una de las aplicaciones más utilizadas por los profesores en sus aulas y en sus centros. Y esto ha provocado una cierta penetración de las tecnologías en el aula real, lo cual es una noticia estupenda porque en el camino de la integración de las TIC todavía queda mucho que recorrer en el terreno de a pie, que es significativamente distinto del camino virtual de números y cifras que nos invade desde hace tan solo unos pocos meses.

Así que, calma, que es la única manera para que podamos comenzar a andar en el camino del conocimiento. Necesitamos reposar, elaborar, madurar para después generar. No sólo viendo, escuchando, viendo, se consigue crear, necesitamos ser capaces de discriminar para poder pensar.

La escuela del futuro ¿ya está aquí?

Hablamos mucho de la Escuela del Futuro, de cómo debería ser, de qué elementos debería contar, cómo habría que configurar la clase, de teorías de aprendizaje, de tecnologías… vivimos tiempos de grandes cambios tecnológicos, de avances muy rápidos, tanto que casi no somos capaces de digerirlos. ¿Esto quiere decir que la escuela del futuro ya está aquí?

En estos últimos meses, casi un año ya, hemos asistido a una auténtica revolución en las aulas, las diferentes Consejerías de Educación, aunque no todas, han decidido aplicar de una u otra manera el famoso plan de la Escuela 2.0. Hemos visto a los niños asistir al centro con su portátil, los hemos visto trabajar en casa con ellos. Hemos asistido a grandes proyectos de formación para enseñar a los docentes, perdidos en este gran cambio, a enseñar con estos medios. Hemos visto a las editoriales moverse para comenzar el largo camino de la digitalización. Hemos visto en los foros, en las redes sociales, y en las mesas de los cafés, hablar del tema con gran emocionalidad. Unos a favor, otros no tanto.

Yo me pregunto ahora, ¿estamos dando respuesta a tanto cambio?, ¿estamos sabiendo responder con suficiente rigor y profesionalidad a lo que significa la integración de estos medios en las aulas?, o por el contrario, ¿estamos replicando lo que ya hacíamos con la última herramienta? La mayor parte de las veces tengo la sensación de que los docentes van con la lengua fuera, cansados de responder a tantas demandas.

Las TIC han invadido las aulas de muchos profesores que, en muchos casos, no saben ni repertorios básicos para manejar un ordenador provocando un problema grave de afrontamiento, y gran cantidad de estrés. Ha faltado, y está faltando formación. Y esta formación, muchas veces, está siendo poco significativa, basada en herramientas más que en habilidades y métodos. Falta consenso, unidad e investigación. El proceso de formación del profesorado para la integración de las TIC en el centro educativo consiste en la adquisición por parte de éste de ciertos repertorios, habilidades y destrezas que les permitan plantear didácticas de aula donde estas tecnologías sean un medio para el fin de la escuela: enseñar a aprender. Requiere trabajo en equipo, elaboración de proyectos con objetivos alcanzables, requiere evaluación del proceso. Y después de todo, herramientas.

Lo planteo así porque creo que en la escuela del futuro, que no la del presente aún, el objetivo debería ser la de proporcionar a los alumnos las destrezas que les permitan aprender de cualquier tema, y para eso hacen falta habilidades para enseñar a ser críticos, manejando múltiples fuentes, a hablar bien, a escribir bien, a leer… con los medios que tengamos al alcance, sin desaprovechar ninguno. La escuela del futuro no es la escuela de las tecnologías. La escuela del futuro es aquella que consiga una enseñanza creativa, flexible e infinita, donde el currículum sea una guía por la que moverse y no un esquema rígido de contenidos. La escuela del futuro plantea situaciones diversas de aprendizaje, y enseña todo el conocimiento acumulado por el ser humano durante todos los siglos de su existencia. Porque en la escuela del futuro, que todavía no ha llegado, la formación del profesorado para una pedagogía innovadora, basada en teorías no tan innovadoras, sea una prioridad. En la escuela del futuro se trabajan las competencias docentes, para que éstos puedan ayudar a los alumnos a que aprendan sus propias compentencias. Y en ella utilizaremos, claro que sí, las tecnologías.

Sobre las dos punto cero

Inauguro este blog escribiendo sobre un tema que me ronda por la cabeza últimamente desde que los términos TIC en educación, escuela 2.0, innovación educativa, etc. están en boca de muchos profesionales de la educación. Algunos son profesionales porque trabajan con niños, otros (como yo) porque trabajan con profes, otros porque trabajan generando movimientos de dinero en proyectos relacionados con educación, y otros simplemente porque andan en redes sociales donde leen sobre el tema pero que dudo que realmente sepan lo que es un aula, un centro y un claustro.

Lo digo porque no hace mucho leí una petición de ayuda para comenzar un proceso de transformación hacia la escuela 2.0 de un profesor,  y la respuesta que obtuvo fue que se presentase a un concurso para obtener un premio por la mejor experiencia tic. Realmente me preocupa la ligereza con que a veces nos estamos tomando esto de la integración de las tic en los centros educativos. Entre otras cosas porque creo que no es tanto un proceso de integración, si no un proceso de transformación profunda y que afecta a muchos estamentos de la escuela tal cual está considerada hoy en día.

Hemos avanzado mucho en educación, pero también hemos retrocedido. Somos tan rígidos que muchas veces somos incapaces de atender a la diversidad que hoy se nos plantea. Repetimos modelos aprendidos, echamos de menos tiempos pasados, queremos que los niños de hoy sean los de ayer. Y nosotros fuimos esos niños de ayer… por favor, que alguien me responda a esta pregunta ¿estábamos muy a gusto en el cole cuando éramos niños? ¿o simplemente teníamos miedo y exceso de respeto a la autoridad que representaban nuestros profesores y padres? Y otra cosa, ¿es malo que los niños de hoy hablen y respondan? ¿eso es falta de respeto?

Pero volviendo a las tic, muchas veces tengo la sensación de que nos estamos agarrando al problema que suponen la entrada de estos medios en las aulas para no abordar otros que aún no están resueltos. Pero además, la integración de estas tecnologías tampoco es un tema sin importancia, la tienen y mucha, tanta que supone un proceso de transformación lento y muchas veces poco gratificante para la gente que, como yo, se dedica a promover y apoyar esta transformación.

Durante los últimos cuatro o cinco años de mi vida profesional me he dedicado a formar profesores para el cambio metodológico y pedagógico utilizando las tic. He tenido ocasión de asistir en primera persona a la ansiedad que supone para la mayor parte del claustro, a los pinitos pequeños que van dando, a las dudas y temores que les despiertan, y también al florecimiento de un nuevo enfoque educativo, cosa que te deja una sonrisa en los labios por el trabajo bien hecho, quizás no el mejor, pero sí bueno. Y esto ha sido en los últimos años, pero llevo toda mi vida profesional intentando generar cambio, formando para la mejora pedagógica, con o sin tic, y los pasos son iguales pero sin el resultado del florecimiento del que hablaba antes.

La conclusión que saco es que en general cuesta más cambiar estructuras pedagógicas sin tic, que hacerlo “forzados” por las tic. Y esto es una buena noticia, pero nos lleva a otra cuestión, una simple experiencia (o un conjunto de ellas) no produce el cambio necesario ya que normalmente son realizadas por profesores de forma aislada sin contar con el apoyo del resto de compañeros o, lo que es peor, del propio equipo directivo. Creo que hablar de Escuela 2.0  es hablar de cambiar procesos y estructuras en un centro educativo, con todo lo que eso implica. Un proceso guiado por un proyecto bien armado donde se contemplen objetivos, plazos, cambios estratégicos, formación y por último, dotación de cacharros, pero nunca al revés. Las experiencias tic tienen que tener como marco de fondo un proceso amplio de transformación que afecte a todos los miembros de la comunidad educativa, y quizás después sí se pueden ganar premios, aunque me gustaría que se premiara el esfuerzo de un colectivo, de un centro como equipo de personas que trabajan juntas para conseguir un objetivo común.