Decidimos

El principal problema de nuestra sociedad es que hemos malentendido el término “feminismo”. Le hemos atribuido un significado de inferioridad respecto a importancia, consideramos que es un tema exclusivamente de la mujer y hemos decidido que, el machismo, micromachismos y lenguaje sexista, no son para tanto.
El primer paso que debemos dar para empezar un verdadero cambio es asumir y aceptar la situación en la que nos encontramos, no solo basta con decir que la mujer se encuentra en inferioridad en relación al hombre, escandalizarnos cada vez que vemos la cifra de asesinatos machistas y poner un puño morado en nuestro perfil de Facebook el 8 de Marzo. Todo eso está muy bien, si también decidimos cambiar situaciones de nuestro día a día.
Uno de los problemas importantes hoy en día es el tema que abarca el lenguaje, hemos decidido hablar tan sumamente bien que no nos damos cuenta del verdadero significado de algunas palabras y expresiones. Nos preocupamos tanto por no cometer errores ortográficos, léxicos y morfosintácticos teniendo en cuenta nuestra academia de la lengua que nos hemos olvidado de respetar y no ofender a la persona que tenemos al lado. Cambiar o, mejor dicho, evolucionar nuestra manera de hablar y nuestra lengua no solo dejaría de perjudicar a la mujer sino también al hombre, y eso es algo que tampoco recordamos. El término feminismo busca una igualdad entre ambos géneros, no la superioridad de uno solo, no busca hacer pasar a la sociedad por otra situación igual pero al revés.
Cuando empleamos palabras como “marica”, “llorica”, “nenaza”, “calientapollas”, “puta” y todos sus sinónimos, etc., o expresiones como “hay que ayudar a mamá en la cocina”, “vas provocando así vestida”, “eres una fresca/guarra”, “papá es que trabaja mucho y vuelve muy cansado”, etc., estamos asumiendo unos roles antiguos y culturales que, si no aceptamos, no cambiaremos jamás. No se trata de cambiar las normas lingüísticas, se trata de hablar de forma diferente, de emplear otras palabras que consigan mantener una igualdad entre ambos géneros para que “nenaza” no sea un insulto y “puta” sirva solo como sinónimo de prostituta, para que usemos un neutro verdaderamente neutro, para que nunca más tengamos que sentirnos inferiores cuando se refieran a todas las personas con un neutro en masculino.
Por ello el lenguaje es tan importante, por eso cargos públicos han empezado a utilizar el masculino y femenino cuando se refieres a todas las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que la solución sea desdoblar todas las palabras del diccionario, pero si es un comienzo para evolucionar un lenguaje que tradicional y culturalmente ha infravalorado y desprestigiado a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

Decidimos

El principal problema de nuestra sociedad es que hemos malentendido el término “feminismo”. Le hemos atribuido un significado de inferioridad respecto a importancia, consideramos que es un tema exclusivamente de la mujer y hemos decidido que, el machismo, micromachismos y lenguaje sexista, no son para tanto.
El primer paso que debemos dar para empezar un verdadero cambio es asumir y aceptar la situación en la que nos encontramos, no solo basta con decir que la mujer se encuentra en inferioridad en relación al hombre, escandalizarnos cada vez que vemos la cifra de asesinatos machistas y poner un puño morado en nuestro perfil de Facebook el 8 de Marzo. Todo eso está muy bien, si también decidimos cambiar situaciones de nuestro día a día.

Uno de los problemas importantes hoy en día es el tema que abarca el lenguaje, hemos decidido hablar tan sumamente bien que no nos damos cuenta del verdadero significado de algunas palabras y expresiones. Nos preocupamos tanto por no cometer errores ortográficos, léxicos y morfosintácticos teniendo en cuenta nuestra academia de la lengua que nos hemos olvidado de respetar y no ofender a la persona que tenemos al lado. Cambiar o, mejor dicho, evolucionar nuestra manera de hablar y nuestra lengua no solo dejaría de perjudicar a la mujer sino también al hombre, y eso es algo que tampoco recordamos. El término feminismo busca una igualdad entre ambos géneros, no la superioridad de uno solo, no busca hacer pasar a la sociedad por otra situación igual pero al revés.

Cuando empleamos palabras como “marica”, “llorica”, “nenaza”, “calientapollas”, “puta” y todos sus sinónimos, etc., o expresiones como “hay que ayudar a mamá en la cocina”, “vas provocando así vestida”, “eres una fresca/guarra”, “papá es que trabaja mucho y vuelve muy cansado”, etc., estamos asumiendo unos roles antiguos y culturales que, si no aceptamos, no cambiaremos jamás. No se trata de cambiar las normas lingüísticas, se trata de hablar de forma diferente, de emplear otras palabras que consigan mantener una igualdad entre ambos géneros para que “nenaza” no sea un insulto y “puta” sirva solo como sinónimo de prostituta, para que usemos un neutro verdaderamente neutro, para que nunca más tengamos que sentirnos inferiores cuando se refieran a todas las personas con un neutro en masculino.

Por ello el lenguaje es tan importante, por eso cargos públicos han empezado a utilizar el masculino y femenino cuando se refieres a todas las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que la solución sea desdoblar todas las palabras del diccionario, pero si es un comienzo para evolucionar un lenguaje que tradicional y culturalmente ha infravalorado y desprestigiado a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

Decidimos

El principal problema de nuestra sociedad es que hemos malentendido el término “feminismo”. Le hemos atribuido un significado de inferioridad respecto a importancia, consideramos que es un tema exclusivamente de la mujer y hemos decidido que, el machismo, micromachismos y lenguaje sexista, no son para tanto.

El primer paso que debemos dar para empezar un verdadero cambio es asumir y aceptar la situación en la que nos encontramos, no solo basta con decir que la mujer se encuentra en inferioridad en relación al hombre, escandalizarnos cada vez que vemos la cifra de asesinatos machistas y poner un puño morado en nuestro perfil de Facebook el 8 de Marzo. Todo eso está muy bien, si también decidimos cambiar situaciones de nuestro día a día.

Uno de los problemas importantes hoy en día es el tema que abarca el lenguaje, hemos decidido hablar tan sumamente bien que no nos damos cuenta del verdadero significado de algunas palabras y expresiones. Nos preocupamos tanto por no cometer errores ortográficos, léxicos y morfosintácticos teniendo en cuenta nuestra academia de la lengua que nos hemos olvidado de respetar y no ofender a la persona que tenemos al lado. Cambiar o, mejor dicho, evolucionar nuestra manera de hablar y nuestra lengua no solo dejaría de perjudicar a la mujer sino también al hombre, y eso es algo que tampoco recordamos. El término feminismo busca una igualdad entre ambos géneros, no la superioridad de uno solo, no busca hacer pasar a la sociedad por otra situación igual pero al revés.

Cuando empleamos palabras como “marica”, “llorica”, “nenaza”, “calientapollas”, “puta” y todos sus sinónimos, etc., o expresiones como “hay que ayudar a mamá en la cocina”, “vas provocando así vestida”, “eres una fresca/guarra”, “papá es que trabaja mucho y vuelve muy cansado”, etc., estamos asumiendo unos roles antiguos y culturales que, si no aceptamos, no cambiaremos jamás. No se trata de cambiar las normas lingüísticas, se trata de hablar de forma diferente, de emplear otras palabras que consigan mantener una igualdad entre ambos géneros para que “nenaza” no sea un insulto y “puta” sirva solo como sinónimo de prostituta, para que usemos un neutro verdaderamente neutro, para que nunca más tengamos que sentirnos inferiores cuando se refieran a todas las personas con un neutro en masculino.

Por ello el lenguaje es tan importante, por eso cargos públicos han empezado a utilizar el masculino y femenino cuando se refieres a todas las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que la solución sea desdoblar todas las palabras del diccionario, pero si es un comienzo para evolucionar un lenguaje que tradicional y culturalmente ha infravalorado y desprestigiado a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

Decidimos

El principal problema de nuestra sociedad es que hemos malentendido el término “feminismo”. Le hemos atribuido un significado de inferioridad respecto a importancia, consideramos que es un tema exclusivamente de la mujer y hemos decidido que, el machismo, micromachismos y lenguaje sexista, no son para tanto.

El primer paso que debemos dar para empezar un verdadero cambio es asumir y aceptar la situación en la que nos encontramos, no solo basta con decir que la mujer se encuentra en inferioridad en relación al hombre, escandalizarnos cada vez que vemos la cifra de asesinatos machistas y poner un puño morado en nuestro perfil de Facebook el 8 de Marzo. Todo eso está muy bien, si también decidimos cambiar situaciones de nuestro día a día.

Uno de los problemas importantes hoy en día es el tema que abarca el lenguaje, hemos decidido hablar tan sumamente bien que no nos damos cuenta del verdadero significado de algunas palabras y expresiones. Nos preocupamos tanto por no cometer errores ortográficos, léxicos y morfosintácticos teniendo en cuenta nuestra academia de la lengua que nos hemos olvidado de respetar y no ofender a la persona que tenemos al lado. Cambiar o, mejor dicho, evolucionar nuestra manera de hablar y nuestra lengua no solo dejaría de perjudicar a la mujer sino también al hombre, y eso es algo que tampoco recordamos. El término feminismo busca una igualdad entre ambos géneros, no la superioridad de uno solo, no busca hacer pasar a la sociedad por otra situación igual pero al revés.

Cuando empleamos palabras como “marica”, “llorica”, “nenaza”, “calientapollas”, “puta” y todos sus sinónimos, etc., o expresiones como “hay que ayudar a mamá en la cocina”, “vas provocando así vestida”, “eres una fresca/guarra”, “papá es que trabaja mucho y vuelve muy cansado”, etc., estamos asumiendo unos roles antiguos y culturales que, si no aceptamos, no cambiaremos jamás. No se trata de cambiar las normas lingüísticas, se trata de hablar de forma diferente, de emplear otras palabras que consigan mantener una igualdad entre ambos géneros para que “nenaza” no sea un insulto y “puta” sirva solo como sinónimo de prostituta, para que usemos un neutro verdaderamente neutro, para que nunca más tengamos que sentirnos inferiores cuando se refieran a todas las personas con un neutro en masculino.

Por ello el lenguaje es tan importante, por eso cargos públicos han empezado a utilizar el masculino y femenino cuando se refieres a todas las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que la solución sea desdoblar todas las palabras del diccionario, pero si es un comienzo para evolucionar un lenguaje que tradicional y culturalmente ha infravalorado y desprestigiado a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

Decidimos

El principal problema de nuestra sociedad es que hemos malentendido el término “feminismo”. Le hemos atribuido un significado de inferioridad respecto a importancia, consideramos que es un tema exclusivamente de la mujer y hemos decidido que, el machismo, micromachismos y lenguaje sexista, no son para tanto.

El primer paso que debemos dar para empezar un verdadero cambio es asumir y aceptar la situación en la que nos encontramos, no solo basta con decir que la mujer se encuentra en inferioridad en relación al hombre, escandalizarnos cada vez que vemos la cifra de asesinatos machistas y poner un puño morado en nuestro perfil de Facebook el 8 de Marzo. Todo eso está muy bien, si también decidimos cambiar situaciones de nuestro día a día.

Uno de los problemas importantes hoy en día es el tema que abarca el lenguaje, hemos decidido hablar tan sumamente bien que no nos damos cuenta del verdadero significado de algunas palabras y expresiones. Nos preocupamos tanto por no cometer errores ortográficos, léxicos y morfosintácticos teniendo en cuenta nuestra academia de la lengua que nos hemos olvidado de respetar y no ofender a la persona que tenemos al lado. Cambiar o, mejor dicho, evolucionar nuestra manera de hablar y nuestra lengua no solo dejaría de perjudicar a la mujer sino también al hombre, y eso es algo que tampoco recordamos. El término feminismo busca una igualdad entre ambos géneros, no la superioridad de uno solo, no busca hacer pasar a la sociedad por otra situación igual pero al revés.

Cuando empleamos palabras como “marica”, “llorica”, “nenaza”, “calientapollas”, “puta” y todos sus sinónimos, etc., o expresiones como “hay que ayudar a mamá en la cocina”, “vas provocando así vestida”, “eres una fresca/guarra”, “papá es que trabaja mucho y vuelve muy cansado”, etc., estamos asumiendo unos roles antiguos y culturales que, si no aceptamos, no cambiaremos jamás. No se trata de cambiar las normas lingüísticas, se trata de hablar de forma diferente, de emplear otras palabras que consigan mantener una igualdad entre ambos géneros para que “nenaza” no sea un insulto y “puta” sirva solo como sinónimo de prostituta, para que usemos un neutro verdaderamente neutro, para que nunca más tengamos que sentirnos inferiores cuando se refieran a todas las personas con un neutro en masculino.

Por ello el lenguaje es tan importante, por eso cargos públicos han empezado a utilizar el masculino y femenino cuando se refieres a todas las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que la solución sea desdoblar todas las palabras del diccionario, pero si es un comienzo para evolucionar un lenguaje que tradicional y culturalmente ha infravalorado y desprestigiado a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

Todos y todas

El otro día me mandaron un mensaje que supuestamente había escrito una profesora reivindicando un correcto lenguaje castellano. En ese mensaje había frases como: “el gerundio en castellano es presidente y nunca presidenta” “¿hacen mal uso de la gramática por ideología o por ignorancia?” “el machisto”. Así mismo, este mensaje estaba escrito incorrectamente haciendo un mal uso de los signos de puntuación y las mayúsculas. La profesora autora del mensaje se enorgullecía de haber estudiado con la ley educativa vigente en la dictadura y de haber estudiado asignaturas como historia, latín, filosofía, etc.

El motivo de este tipo de mensajes es que la gente no puede soportar la tendencia que se ha adquirido de utilizar un género neutro con “los” y “las” (ej: los y las estudiantes, todos y todas).

 

Me considero una gran defensora de la gramática de la lengua castellana pero ese mensaje, además de estar mal escrito, me pareció que tenía muchos contra argumentos posibles, así como a todas aquellas personas a las que les parece absurdo el neutro en masculino y femenino.

Efectivamente, una cosa son los gerundios de los verbos —de presidir, presidente— pero otra muy diferente son los sustantivos —el presidente, la presidenta. Sin embargo, si es cierto que se dice el medico y la medico, el músico y la músico (porque si se dijera música se confundiría con la música como sustantivo del arte).

El neutro en castellano es “los” porque en la evolución de nuestro lenguaje se perdió el género neutro que tenían el griego arcaico y el latín —padres de nuestra lengua—, pero entiendo la reivindicación que ejercen ciertos personajes públicos de “los y las estudiantes”, ya que, es el principio para acabar con la sociedad machista en la que vivimos. Desde mi punto de vista, no lo utilizan para cambiar la evolución de nuestra lengua, sino para manifestar una postura de igualdad de género ante una sociedad que aún no se ha dado cuenta de que nos falta mucho por recorrer.

 

De todas formas, una vez mi profesora de lengua castellana nos dijo que las lenguas vivas se llamaban así porque estaban en continuo cambio, evolucionando cada día. Así que es posible que en un tiempo (cuando tengamos un mundo más justo) el lenguaje deje de ser discriminatorio y tengamos un género neutro de verdad como lo tenían nuestras lenguas muertas.

Y para acabar haciendo un guiño a ese mensaje que recorre las redes sociales: me llamo Nuria, tengo 18 años y también he estudiado latín, lengua, historia de España, filosofía… pero también griego, historia del arte, literatura universal, matemáticas y economía.

No hace falta negar lo evidente para hacer un buen uso de la lengua castellana, centrémonos en lo importante, en la cultura, en una buena educación para todos porque todos merecen conocer nuestro lenguaje y ejercer un uso correcto de él.

Todos y todas

El otro día me mandaron un mensaje que supuestamente había escrito una profesora reivindicando un correcto lenguaje castellano. En ese mensaje había frases como: “el participio en castellano es presidente y nunca presidenta” “¿hacen mal uso de la gramática por ideología o por ignorancia?” “el machisto”. Así mismo, este mensaje estaba escrito incorrectamente haciendo un mal uso de los signos de puntuación, las mayúsculas y los tiempos verbales. La profesora autora del mensaje se enorgullecía de haber estudiado con la ley educativa vigente en la dictadura y de haber estudiado asignaturas como historia, latín, filosofía, etc.

El motivo de este tipo de mensajes es que la gente no puede soportar la tendencia que se ha adquirido de utilizar un género neutro con “los” y “las” (ej: los y las estudiantes, todos y todas).

 

Me considero una gran defensora de la gramática de la lengua castellana pero ese mensaje, además de estar mal escrito, me pareció que tenía muchos contra argumentos posibles, así como a todas aquellas personas a las que les parece absurdo el neutro en masculino y femenino.

Efectivamente, una cosa son los participios de los verbos —de presidir, presidido— pero otra muy diferente son los sustantivos —el presidente, la presidenta. Sin embargo, si es cierto que se dice el medico y la medico, el músico y la músico (porque si se dijera música se confundiría con la música como sustantivo del arte).

El neutro en castellano es “los” porque en la evolución de nuestro lenguaje se perdió el género neutro que tenían el griego arcaico y el latín —padres de nuestra lengua—, pero entiendo la reivindicación que ejercen ciertos personajes públicos de “los y las estudiantes”, ya que, es el principio para acabar con la sociedad machista en la que vivimos. Desde mi punto de vista, no lo utilizan para cambiar la evolución de nuestra lengua, sino para manifestar una postura de igualdad de género ante una sociedad que aún no se ha dado cuenta de que nos falta mucho por recorrer.

 

De todas formas, una vez mi profesora de lengua castellana nos dijo que las lenguas vivas se llamaban así porque estaban en continuo cambio, evolucionando cada día. Así que es posible que en un tiempo (cuando tengamos un mundo más justo) el lenguaje deje de ser discriminatorio y tengamos un género neutro de verdad como lo tenían nuestras lenguas muertas.

Y para acabar haciendo un guiño a ese mensaje que recorre las redes sociales: me llamo Nuria, tengo 18 años y también he estudiado latín, lengua, historia de España, filosofía… pero también griego, historia del arte, literatura universal, matemáticas y economía.

No hace falta negar lo evidente para hacer un buen uso de la lengua castellana, centrémonos en lo importante, en la cultura, en una buena educación para todos porque todos merecen conocer nuestro lenguaje y ejercer un uso correcto de él.

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Todos y todas

El otro día me mandaron un mensaje que supuestamente había escrito una profesora reivindicando un correcto lenguaje castellano. En ese mensaje había frases como: “el participio en castellano es presidente y nunca presidenta” “¿hacen mal uso de la gramática por ideología o por ignorancia?” “el machisto”. Así mismo, este mensaje estaba escrito incorrectamente haciendo un mal uso de los signos de puntuación, las mayúsculas y los tiempos verbales. La profesora autora del mensaje se enorgullecía de haber estudiado con la ley educativa vigente en la dictadura y de haber estudiado asignaturas como historia, latín, filosofía, etc.

El motivo de este tipo de mensajes es que la gente no puede soportar la tendencia que se ha adquirido de utilizar un género neutro con “los” y “las” (ej: los y las estudiantes, todos y todas).

 

Me considero una gran defensora de la gramática de la lengua castellana pero ese mensaje, además de estar mal escrito, me pareció que tenía muchos contra argumentos posibles, así como a todas aquellas personas a las que les parece absurdo el neutro en masculino y femenino.

Efectivamente, una cosa son los participios de los verbos —de presidir, presidido— pero otra muy diferente son los sustantivos —el presidente, la presidenta. Sin embargo, si es cierto que se dice el medico y la medico, el músico y la músico (porque si se dijera música se confundiría con la música como sustantivo del arte).

El neutro en castellano es “los” porque en la evolución de nuestro lenguaje se perdió el género neutro que tenían el griego arcaico y el latín —padres de nuestra lengua—, pero entiendo la reivindicación que ejercen ciertos personajes públicos de “los y las estudiantes”, ya que, es el principio para acabar con la sociedad machista en la que vivimos. Desde mi punto de vista, no lo utilizan para cambiar la evolución de nuestra lengua, sino para manifestar una postura de igualdad de género ante una sociedad que aún no se ha dado cuenta de que nos falta mucho por recorrer.

 

De todas formas, una vez mi profesora de lengua castellana nos dijo que las lenguas vivas se llamaban así porque estaban en continuo cambio, evolucionando cada día. Así que es posible que en un tiempo (cuando tengamos un mundo más justo) el lenguaje deje de ser discriminatorio y tengamos un género neutro de verdad como lo tenían nuestras lenguas muertas.

Y para acabar haciendo un guiño a ese mensaje que recorre las redes sociales: me llamo Nuria, tengo 18 años y también he estudiado latín, lengua, historia de España, filosofía… pero también griego, historia del arte, literatura universal, matemáticas y economía.

No hace falta negar lo evidente para hacer un buen uso de la lengua castellana, centrémonos en lo importante, en la cultura, en una buena educación para todos porque todos merecen conocer nuestro lenguaje y ejercer un uso correcto de él.

Todos y todas

El otro día me mandaron un mensaje que supuestamente había escrito una profesora reivindicando un correcto lenguaje castellano. En ese mensaje había frases como: “el participio en castellano es presidente y nunca presidenta” “¿hacen mal uso de la gramática por ideología o por ignorancia?” “el machisto”. Así mismo, este mensaje estaba escrito incorrectamente haciendo un mal uso de los signos de puntuación, las mayúsculas y los tiempos verbales. La profesora autora del mensaje se enorgullecía de haber estudiado con la ley educativa vigente en la dictadura y de haber estudiado asignaturas como historia, latín, filosofía, etc.

El motivo de este tipo de mensajes es que la gente no puede soportar la tendencia que se ha adquirido de utilizar un género neutro con “los” y “las” (ej: los y las estudiantes, todos y todas).

 

Me considero una gran defensora de la gramática de la lengua castellana pero ese mensaje, además de estar mal escrito, me pareció que tenía muchos contra argumentos posibles, así como a todas aquellas personas a las que les parece absurdo el neutro en masculino y femenino.

Efectivamente, una cosa son los participios de los verbos —de presidir, presidido— pero otra muy diferente son los sustantivos —el presidente, la presidenta. Sin embargo, si es cierto que se dice el medico y la medico, el músico y la músico (porque si se dijera música se confundiría con la música como sustantivo del arte).

El neutro en castellano es “los” porque en la evolución de nuestro lenguaje se perdió el género neutro que tenían el griego arcaico y el latín —padres de nuestra lengua—, pero entiendo la reivindicación que ejercen ciertos personajes públicos de “los y las estudiantes”, ya que, es el principio para acabar con la sociedad machista en la que vivimos. Desde mi punto de vista, no lo utilizan para cambiar la evolución de nuestra lengua, sino para manifestar una postura de igualdad de género ante una sociedad que aún no se ha dado cuenta de que nos falta mucho por recorrer.

 

De todas formas, una vez mi profesora de lengua castellana nos dijo que las lenguas vivas se llamaban así porque estaban en continuo cambio, evolucionando cada día. Así que es posible que en un tiempo (cuando tengamos un mundo más justo) el lenguaje deje de ser discriminatorio y tengamos un género neutro de verdad como lo tenían nuestras lenguas muertas.

Y para acabar haciendo un guiño a ese mensaje que recorre las redes sociales: me llamo Nuria, tengo 18 años y también he estudiado latín, lengua, historia de España, filosofía… pero también griego, historia del arte, literatura universal, matemáticas y economía.

No hace falta negar lo evidente para hacer un buen uso de la lengua castellana, centrémonos en lo importante, en la cultura, en una buena educación para todos porque todos merecen conocer nuestro lenguaje y ejercer un uso correcto de él.

Todos y todas

El otro día me mandaron un mensaje que supuestamente había escrito una profesora reivindicando un correcto lenguaje castellano. En ese mensaje había frases como: “el participio en castellano es presidente y nunca presidenta” “¿hacen mal uso de la gramática por ideología o por ignorancia?” “el machisto”. Así mismo, este mensaje estaba escrito incorrectamente haciendo un mal uso de los signos de puntuación, las mayúsculas y los tiempos verbales. La profesora autora del mensaje se enorgullecía de haber estudiado con la ley educativa vigente en la dictadura y de haber estudiado asignaturas como historia, latín, filosofía, etc.

El motivo de este tipo de mensajes es que la gente no puede soportar la tendencia que se ha adquirido de utilizar un género neutro con “los” y “las” (ej: los y las estudiantes, todos y todas).

 

Me considero una gran defensora de la gramática de la lengua castellana pero ese mensaje, además de estar mal escrito, me pareció que tenía muchos contra argumentos posibles, así como a todas aquellas personas a las que les parece absurdo el neutro en masculino y femenino.

Efectivamente, una cosa son los participios de los verbos —de presidir, presidido— pero otra muy diferente son los sustantivos —el presidente, la presidenta. Sin embargo, si es cierto que se dice el medico y la medico, el músico y la músico (porque si se dijera música se confundiría con la música como sustantivo del arte).

El neutro en castellano es “los” porque en la evolución de nuestro lenguaje se perdió el género neutro que tenían el griego arcaico y el latín —padres de nuestra lengua—, pero entiendo la reivindicación que ejercen ciertos personajes públicos de “los y las estudiantes”, ya que, es el principio para acabar con la sociedad machista en la que vivimos. Desde mi punto de vista, no lo utilizan para cambiar la evolución de nuestra lengua, sino para manifestar una postura de igualdad de género ante una sociedad que aún no se ha dado cuenta de que nos falta mucho por recorrer.

 

De todas formas, una vez mi profesora de lengua castellana nos dijo que las lenguas vivas se llamaban así porque estaban en continuo cambio, evolucionando cada día. Así que es posible que en un tiempo (cuando tengamos un mundo más justo) el lenguaje deje de ser discriminatorio y tengamos un género neutro de verdad como lo tenían nuestras lenguas muertas.

Y para acabar haciendo un guiño a ese mensaje que recorre las redes sociales: me llamo Nuria, tengo 18 años y también he estudiado latín, lengua, historia de España, filosofía… pero también griego, historia del arte, literatura universal, matemáticas y economía.

No hace falta negar lo evidente para hacer un buen uso de la lengua castellana, centrémonos en lo importante, en la cultura, en una buena educación para todos porque todos merecen conocer nuestro lenguaje y ejercer un uso correcto de él.