No lo queremos ver

He llegado a la conclusión de que el egoísmo ha invadido nuestra sociedad. Vivimos felices en nuestra pequeña burbuja que abarca tan solo nuestros seres más cercanos. Mientras que esa burbuja no se dañe, nos da igual que, día tras día, la burbuja de otra persona se rompa.
Este intento de metáfora viene porque no acabo de entender qué más tiene que pasar para que veamos que no ha dejado de existir esa sociedad machista que hemos creado, ¿o es que no lo queremos ver?.
Todos los días, sino en nuestra propia piel, en la de una amiga, prima, hermana… vemos cómo volvemos con miedo a casa de noche, somos juzgadas por nuestra forma de vestir, de pensar… Pasamos por alto situaciones bajo frases como: “¿no queríais libertad de expresión? pues podrán decir lo que quieran por la calle”, “vas muy fresca, tápate”, “si es que si vais provocando normal que os pasen cosas”, “si yo estoy a favor de la igualdad , pero no puedes negar que hombres y mujeres son diferentes”.
Y no es solo eso, no es que entres gratis en las discotecas solo por ser mujer o que los hombres te digan por la calle cuatro burradas, es lo que estamos enseñando a nuestros niños, a los más pequeños de las familias, esos que aprenden la mayor parte de las cosas por imitación.

El otro día salía de trabajar y, esperando un semáforo, alguien me dio un azote en el culo. Con toda mi rabia me giré para gritar al baboso, pero para mi sorpresa vi ante mis ojos a tres niños de unos diez años y uno de ellos que salía corriendo. Sin saber que decir, sin palabras, volví a girarme y entonces, otro azote. Ya muy enfadada me giré gritando y vi a los mismos niños que salían corriendo mientras me hacían burla.
No se muy bien explicar qué es lo que pensé en ese momento, estaba completamente alucinada. Solo sentí que ya no solo tenía que estar pendiente de los hombres, sino también de los niños. Muchos diréis algo así como: “¡qué graciosos!”, “no te puedes enfadar, son niños nada más, no lo hacen con ninguna intención”.
Pero yo os planteo una pregunta, ¿os imagináis a una niña de diez años (o de los que sean) tocándole descaradamente el culo a un hombre por la calle, alguna vez os ha pasado, serían capaces?.
Si la respuesta es no, no se qué más tiene que pasar para que veáis la sociedad en la que vivimos. Vivir sin querer ver está muy bien, pero no dejemos que nuestros niños y niñas vivan todas las situaciones a las que nos enfrentamos nosotras, pero también vosotros, no lo olvidéis. El feminismo es para ellas y ellos.

No lo queremos ver

He llegado a la conclusión de que el egoísmo ha invadido nuestra sociedad. Vivimos felices en nuestra pequeña burbuja que abarca tan solo nuestros seres más cercanos. Mientras que esa burbuja no se dañe, nos da igual que, día tras día, la burbuja de otra persona se rompa.
Este intento de metáfora viene porque no acabo de entender qué es lo que tiene que pasar más para que veamos que no ha dejado de existir esa sociedad machista que hemos creado, ¿o es que no lo queremos ver?
Todos los días, sino en nuestra propia piel, en la de una amiga, prima, hermana… vemos como volvemos con miedo a casa de noche, somos juzgadas por nuestra forma de vestir, de pensar… Pasamos por alto cosas bajo frases como: “¿no queríais libertad de expresión? pues podrán deciros lo que quieran por la calle”, “vas muy fresca, tápate”, “si es que si vais provocando normal que os pasen cosas”, “si yo estoy a favor de la igualdad , pero no puedes negar que hombres y mujeres son diferentes”.
Y no es solo eso, no es que entres gratis en las discotecas solo por ser mujer o que los hombres te digan por la calle cuatro burradas, es lo que estamos enseñando a nuestros niños, a los más pequeños de las familias, esos que aprenden la mayor parte de las cosas por imitación.

El otro día salía de trabajar y, esperando un semáforo, alguien me dio un azote en el culo. Con toda mi rabia me giré para gritar al baboso, pero para mi sorpresa vi ante mis ojos a tres niños de unos diez años y uno de ellos que salía corriendo. Sin saber que decir, sin palabras, volví a girarme y entonces, otro azote. Ya muy enfadada me giré gritando y vi a los mismos niños que salían corriendo mientras me hacían burla.
No se muy bien explicaros qué es lo que pensé en ese momento, estaba completamente alucinada. Solo sentí que ya no solo tenía que estar pendiente de los hombres, sino también de los niños. Muchos diréis algo así como: “¡qué graciosos!”, “no te puedes enfadar, son niños nada más, no lo hacen con ninguna intención”.
Pero yo os planteo una pregunta, ¿os imagináis a una niña de diez años (o de los que sean) tocándole descaradamente el culo a un hombre por la calle, alguna vez os ha pasado, serían capaces?.
Si la respuesta es no, no se qué más tiene que pasar para que veáis la sociedad en la que vivimos. Vivir sin querer ver está muy bien, pero no dejemos que nuestros niños y niñas vivan todas las situaciones a las que nos enfrentamos nosotras, pero también vosotros, no lo olvidéis. El feminismo es para ellas y ellos.