A vueltas con la evaluación de ¿calidad?

Acabo de leer una noticia en el periódico que me ha dejado perpleja: “Madrid evaluará los conocimientos de sus alumnos con cinco años” (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/21/actualidad/1361485211_372901.html). El titular es de poner la piel de gallina, porque los niños de 5 años son eso, niños de 5 años. Pero luego, cuando lees la noticia, dice que simplemente será un muestreo para ver quiénes leen y quiénes no después de la etapa de infantil… no sé qué me preocupa más, si el titular o el contenido. Lo de la muestra no me tranquiliza, es más, me preocupa todavía más porque demuestra un desconocimiento profundo de la etapa infantil, una etapa que se caracteriza sobre todo por el ritmo individualizado de los niños. Un niño de cinco años está todavía en una etapa donde aprender a leer es lo de menos, y lo más importante es la adquisición de determinados repertorios básicos y prerrequisitos de aprendizaje que les permitirán en el futuro desempeñar la competencia lectora, escritora, lógico-matemático, musical, y un largo etcétera de competencias que han de desarrollar.

infantilYa hay muchos educadores que saben que el aprendizaje de la lectura se basa en la adquisición de requisitos previos para poder después adquirir el proceso lector. Ya me cuesta entender que en infantil se esté enseñando a leer como tal, y es algo que se hace mucho en muchas escuelas, pero que encima queramos medirlo me parece llevar el proceso de aprendizaje a una simplificación que elimina de raíz todas las teorías del desarrollo del ser humano. No sólo cognitivo, si no también emocional, social y, en definitiva, de la inteligencia humana.

En un momento donde los educadores y profesores más innovadores reclaman un cambio radical en el funcionamiento de las aulas, donde se demanda más formación en técnicas y conocimientos relacionados con el desarrollo de las inteligencias múltiples, de la inteligencia emocional, como parte vital en el desarrollo de la Inteligencia con mayúsculas del ser humano, desde las administraciones públicas sólo se preocupan por medir resultados. Pero no se preocupan por medir procesos, ni por medir aprendizaje, sólo “muestreo” de niños que, con tan solo cinco años, saben o no leer. Me pregunto si en esas pruebas (externas además) también se mide la comprensión de un texto o, mejor dicho, de una historia sea escrita, dibujada o hablada. Y tampoco sé si se mide la capacidad de empatizar, de emocionarse, de dotar de vocabulario a esas emociones, de saber dirigir de forma eficaz su comportamiento para con sus compañeros… es decir, que nuevamente se está midiendo una capacidad que encima, es muy pronto para tener adquirida.

Dentro de nada leeremos en la prensa que también vamos a muestrear en niños de 2 años si controlan o no los esfínteres con el único objetivo de saber las diferencias… ¿no es hora ya de que exijamos un poquito más de conocimiento a los que nos dirigen? ¿no es hora ya de que centremos la educación en el proceso y no tanto en el resultado? ¿no es hora ya de que la evaluación vaya implícita en ese proceso? Las teorías están ahí, me pregunto por qué no se utilizan como base para tomar decisiones de este tipo, quizás es que el problema de la comprensión lectora esté más extendido de lo que pensamos y llegue a etapas maduras. Quizás ese sea el problema que se quiere erradicar, que cuando esos niños de 5 años lleguen a la madurez sepan leer teorías y, además, interpretarlas y aplicarlas. Lo malo es que dudo que esto se consiga así. Por favor, menos pruebas de evaluación y más interés por el aprendizaje, más apoyos, más formación, más seriedad.

A vueltas con la evaluación de ¿calidad?

Acabo de leer una noticia en el periódico que me ha dejado perpleja: “Madrid evaluará los conocimientos de sus alumnos con cinco años” (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/21/actualidad/1361485211_372901.html). El titular es de poner la piel de gallina, porque los niños de 5 años son eso, niños de 5 años. Pero luego, cuando lees la noticia, dice que simplemente será un muestreo para ver quiénes leen y quiénes no después de la etapa de infantil… no sé qué me preocupa más, si el titular o el contenido. Lo de la muestra no me tranquiliza, es más, me preocupa todavía más porque demuestra un desconocimiento profundo de la etapa infantil, una etapa que se caracteriza sobre todo por el ritmo individualizado de los niños. Un niño de cinco años está todavía en una etapa donde aprender a leer es lo de menos, y lo más importante es la adquisición de determinados repertorios básicos y prerrequisitos de aprendizaje que les permitirán en el futuro desempeñar la competencia lectora, escritora, lógico-matemático, musical, y un largo etcétera de competencias que han de desarrollar.

infantilYa hay muchos educadores que saben que el aprendizaje de la lectura se basa en la adquisición de requisitos previos para poder después adquirir el proceso lector. Ya me cuesta entender que en infantil se esté enseñando a leer como tal, y es algo que se hace mucho en muchas escuelas, pero que encima queramos medirlo me parece llevar el proceso de aprendizaje a una simplificación que elimina de raíz todas las teorías del desarrollo del ser humano. No sólo cognitivo, si no también emocional, social y, en definitiva, de la inteligencia humana.

En un momento donde los educadores y profesores más innovadores reclaman un cambio radical en el funcionamiento de las aulas, donde se demanda más formación en técnicas y conocimientos relacionados con el desarrollo de las inteligencias múltiples, de la inteligencia emocional, como parte vital en el desarrollo de la Inteligencia con mayúsculas del ser humano, desde las administraciones públicas sólo se preocupan por medir resultados. Pero no se preocupan por medir procesos, ni por medir aprendizaje, sólo “muestreo” de niños que, con tan solo cinco años, saben o no leer. Me pregunto si en esas pruebas (externas además) también se mide la comprensión de un texto o, mejor dicho, de una historia sea escrita, dibujada o hablada. Y tampoco sé si se mide la capacidad de empatizar, de emocionarse, de dotar de vocabulario a esas emociones, de saber dirigir de forma eficaz su comportamiento para con sus compañeros… es decir, que nuevamente se está midiendo una capacidad que encima, es muy pronto para tener adquirida.

Dentro de nada leeremos en la prensa que también vamos a muestrear en niños de 2 años si controlan o no los esfínteres con el único objetivo de saber las diferencias… ¿no es hora ya de que exijamos un poquito más de conocimiento a los que nos dirigen? ¿no es hora ya de que centremos la educación en el proceso y no tanto en el resultado? ¿no es hora ya de que la evaluación vaya implícita en ese proceso? Las teorías están ahí, me pregunto por qué no se utilizan como base para tomar decisiones de este tipo, quizás es que el problema de la comprensión lectora esté más extendido de lo que pensamos y llegue a etapas maduras. Quizás ese sea el problema que se quiere erradicar, que cuando esos niños de 5 años lleguen a la madurez sepan leer teorías y, además, interpretarlas y aplicarlas. Lo malo es que dudo que esto se consiga así. Por favor, menos pruebas de evaluación y más interés por el aprendizaje, más apoyos, más formación, más seriedad.

A vueltas con la evaluación de ¿calidad?

Acabo de leer una noticia en el periódico que me ha dejado perpleja: “Madrid evaluará los conocimientos de sus alumnos con cinco años” (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/21/actualidad/1361485211_372901.html). El titular es de poner la piel de gallina, porque los niños de 5 años son eso, niños de 5 años. Pero luego, cuando lees la noticia, dice que simplemente será un muestreo para ver quiénes leen y quiénes no después de la etapa de infantil… no sé qué me preocupa más, si el titular o el contenido. Lo de la muestra no me tranquiliza, es más, me preocupa todavía más porque demuestra un desconocimiento profundo de la etapa infantil, una etapa que se caracteriza sobre todo por el ritmo individualizado de los niños. Un niño de cinco años está todavía en una etapa donde aprender a leer es lo de menos, y lo más importante es la adquisición de determinados repertorios básicos y prerrequisitos de aprendizaje que les permitirán en el futuro desempeñar la competencia lectora, escritora, lógico-matemático, musical, y un largo etcétera de competencias que han de desarrollar.

infantilYa hay muchos educadores que saben que el aprendizaje de la lectura se basa en la adquisición de requisitos previos para poder después adquirir el proceso lector. Ya me cuesta entender que en infantil se esté enseñando a leer como tal, y es algo que se hace mucho en muchas escuelas, pero que encima queramos medirlo me parece llevar el proceso de aprendizaje a una simplificación que elimina de raíz todas las teorías del desarrollo del ser humano. No sólo cognitivo, si no también emocional, social y, en definitiva, de la inteligencia humana.

En un momento donde los educadores y profesores más innovadores reclaman un cambio radical en el funcionamiento de las aulas, donde se demanda más formación en técnicas y conocimientos relacionados con el desarrollo de las inteligencias múltiples, de la inteligencia emocional, como parte vital en el desarrollo de la Inteligencia con mayúsculas del ser humano, desde las administraciones públicas sólo se preocupan por medir resultados. Pero no se preocupan por medir procesos, ni por medir aprendizaje, sólo “muestreo” de niños que, con tan solo cinco años, saben o no leer. Me pregunto si en esas pruebas (externas además) también se mide la comprensión de un texto o, mejor dicho, de una historia sea escrita, dibujada o hablada. Y tampoco sé si se mide la capacidad de empatizar, de emocionarse, de dotar de vocabulario a esas emociones, de saber dirigir de forma eficaz su comportamiento para con sus compañeros… es decir, que nuevamente se está midiendo una capacidad que encima, es muy pronto para tener adquirida.

Dentro de nada leeremos en la prensa que también vamos a muestrear en niños de 2 años si controlan o no los esfínteres con el único objetivo de saber las diferencias… ¿no es hora ya de que exijamos un poquito más de conocimiento a los que nos dirigen? ¿no es hora ya de que centremos la educación en el proceso y no tanto en el resultado? ¿no es hora ya de que la evaluación vaya implícita en ese proceso? Las teorías están ahí, me pregunto por qué no se utilizan como base para tomar decisiones de este tipo, quizás es que el problema de la comprensión lectora esté más extendido de lo que pensamos y llegue a etapas maduras. Quizás ese sea el problema que se quiere erradicar, que cuando esos niños de 5 años lleguen a la madurez sepan leer teorías y, además, interpretarlas y aplicarlas. Lo malo es que dudo que esto se consiga así. Por favor, menos pruebas de evaluación y más interés por el aprendizaje, más apoyos, más formación, más seriedad.

Inteligencia emocional

Cuando estaba en 4º de carrera, uno de los trabajos que tuvimos que hacer fue pasar Test psicológicos, de inteligencia, de personalidad… estándares que clasifican y etiquetan a personas. Ya entonces me pareció un poco delicado, recuerdo que le pasé los test a mi familia, amigos, etc. Yo misma no llegué a brillar en el test de inteligencia por excelencia, mi CI no era ni alto ni bajo, normalito… madre mía! qué estaréis pensando, entre la indefensión aprendida y esto, je, je.

Sin embargo, es que ya hace mucho que estudié (lo reconozco) y aún no estudiábamos conceptos como Inteligencia emocional o Inteligencias Múltiples… ¡una pena! Lo he tenido que ir aprendiendo después, pero no pasa nada, ha merecido la pena!

Os dejo unos cuantos vídeos para que iniciemos el debate, en realidad cuando hablamos de inteligencia ¿a qué nos referimos? Y ¿cómo afecta esto al proceso de enseñanza y aprendizaje? Ufff, pedazo respuestas espero… :-)

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¡Qué caritas! ¿eh?

Aquí nos lo explica, resultados…

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¿Y tú? ¿te habrías comido el bombón? :-)

 

 

 

Inteligencia emocional

Cuando estaba en 4º de carrera, uno de los trabajos que tuvimos que hacer fue pasar Test psicológicos, de inteligencia, de personalidad… estándares que clasifican y etiquetan a personas. Ya entonces me pareció un poco delicado, recuerdo que le pasé los test a mi familia, amigos, etc. Yo misma no llegué a brillar en el test de inteligencia por excelencia, mi CI no era ni alto ni bajo, normalito… madre mía! qué estaréis pensando, entre la indefensión aprendida y esto, je, je.

Sin embargo, es que ya hace mucho que estudié (lo reconozco) y aún no estudiábamos conceptos como Inteligencia emocional o Inteligencias Múltiples… ¡una pena! Lo he tenido que ir aprendiendo después, pero no pasa nada, ha merecido la pena!

Os dejo unos cuantos vídeos para que iniciemos el debate, en realidad cuando hablamos de inteligencia ¿a qué nos referimos? Y ¿cómo afecta esto al proceso de enseñanza y aprendizaje? Ufff, pedazo respuestas espero… :-)

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¡Qué caritas! ¿eh?

Aquí nos lo explica, resultados…

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¿Y tú? ¿te habrías comido el bombón? :-)

 

 

 

Tecno-adicciones y otras hierbas

El pasado 17 de septiembre El Confidencial publicó un reportaje sobre Niños adictos a la Blackberry en el que tuve la oportunidad de participar como “experta” en el tema. El títular era ese y el subtitular: “No es recomendable que los menores de 17 años tengan su propio dispositivo” y exponía dos posturas contrapuestas aunque no tan diferentes como veremos a continuación. En cualquier caso no me considero “tecnófila” como me presentan en el artículo, si no más bien preocupada e interesada en los procesos de cambios y adaptación.

El artículo expone que también los dispositivos electrónicos móviles pueden generar adicciones igual que las sustancias consideradas adictivas hasta ahora. Y efectivamente es así, pero esto no va relacionado con el uso que normalmente vemos a nuestros jóvenes hacer. La ausencia de límites en general conlleva muchos trastornos para los niños, tanto si usan o no móviles, blackberrys, iPhones… Hay una serie de repertorios fundamentales que el ser humano debe aprender para tener una adecuada adaptación a la sociedad, como por ejemplo horarios, límites,  consecuencias a su comportamiento, recibir y expresar afecto,  resistencia a la frustración, demora del refuerzo… y si somos capaces de enseñar todos estos repertorios y algunos más a nuestros infantes, seremos capaces de hacerles ver que no pueden depender de ninguna sustancia ni ningún dispositivo para ser felices.

Los cambios generacionales en general se llevan mal. Esta mañana en el vestuario de la piscina escuchaba como dos mujeres comentaban que los niños de ahora no quieren aprender, que no sienten curiosidad, y que es importantísimo el clima de cultura que se viva en las casas. Son comentarios demasiado serios, si el ser humano está llegando a no querer aprender estamos completamente sentenciados a la extinción como especie. Por otra parte, nunca ha existido tanta cultura en las casas como ahora, por lo menos en mi ciudad. Yo recuerdo mi infancia y mi adolescencia (y no es que sea una jovencita precisamente) y sé que en mi casa la cultura estaba restringida, no porque mis padres no quisieran si no porque no podían, porque el entorno educativo era muy diferente, porque nuestros padres bastante tenían con suministrarnos el acceso a la educación-cultura que ellos no pudieron tener en muchos casos. Y esto se traducía en enciclopedias de 50 tomos con el saber estático y, en algunos casos, doctrinario. Se traducía después en algunos programas educativos que podíamos ver con cuentagotas, y quien tuviera suerte, quizás, podría tener algún padre, madre o hermano mayor que le ayudara con los deberes aunque esto era en contadas ocasiones. ¿Recordamos con nostalgia esta época? ¿o es que estamos absolutamente perdidos con la generación que nos acompaña ahora? ¿Creemos que éramos mejores o teníamos menos riesgos? Durante mi adolescencia el riesgo a consumir drogas en edades tempranas era real, existían también (como ahora) y además teníamos mucha menos información tanto padres como hijos. No por eso nos hicimos todos drogadictos.

¿Y queríamos aprender? ¿O teníamos que aprender? Era una deuda con tus padres, con la sociedad, con tu entorno, con tu generación. Pero evidentemente, tampoco esto era para todos.

Vivimos una etapa magnífica para el saber, tenemos una generación magnífica para el aprendizaje, pero tenemos muchos miedos y muchos prejuicios. Demasiada nostalgia de tiempos pasados que nos impide desarrollar la creatividad para explorar nuevos lugares, nuevos métodos, nuevos escenarios para la generación actual que se caracteriza por formas diferentes de aprendizaje, de relacionarse con el entorno. Es una generación muy motivada para el aprendizaje, al contrario de lo que mucha gente se empeña en hacernos creer.

Sin embargo, es una generación con poca orientación justamente porque sus adultos (nosotros) nos empeñamos en no quererlos conocer. Queremos que sean como éramos nosotros, nos extrañan sus formas de reaccionar, y nos molestan. Y como no sabemos, les dejamos hacer. Y como TODOS lo hacen, no se nos vaya a frustrar, hay que dejarles hacer lo que hacen todos. Y ahí sí que existen riesgos de adicciones o determinados comportamientos que les impida desarrollarse adecuadamente. Han de plantearse los límites también con las tecnologías móviles, hay que mostrarles lo absurdo de sus comportamientos (cuando se den). Pero hemos de mentalizarnos de que las tecnologías móviles o no, tienen mucho de positivo para que ellos quieran aprender también.

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Las adicciones existen, normalmente motivadas por la ausencia de aprendizaje de diferentes repertorios. Una Blackberry por supuesto que tiene riesgos de generar adicciones, pero no todos los niños con BB son adictos. Ni tampoco lo son los que continuamente consultan sus mensajes o, incluso, participan de una reunión liderada por estos aparatitos con sus amigos. La adicción la define el comportamiento que se da cuando no existe el elemento adictivo, si a esos niños les quitamos la BB u otro de los dispositivos móviles a los que están enganchados, manifiestan síntomas de un síndrome de abstinencia (irascibilidad, ansiedad, obsesión, …), en definitiva muestran dependencia y pérdida de control sobre el dispositivo. Y esto se puede dar, pero no creo que el hecho de prohibir y limitar la edad de acceso sea la solución. Creo que la solución se ha de dar durante toda la vida del individuo. Enseñamos y orientamos desde que nacen, y no hemos de dejar de hacerlo con ninguna de las cosas que se encuentren en el camino, ni con los aparatitos, ni con las sustancias, ni con las personas. Es una educación del carácter, de saber decir no, de tener autocontrol.

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Poner límites de edad sólo provoca que los niños tengan la necesidad de mentir, como pasa con las redes sociales (¿cuántos niños tienen tuenti o facebook con 12 años?), a sabiendas de los padres que lo consideran normal. ¿Alguna vez nos hemos planteado que permitir que un niño mienta sobre su edad en las redes, está enseñándole a mentir en otros sitios? Quizás sólo estamos centrándonos en el aparato (BB, iPhone, iPod, móvil) en lugar de en lo que no se ve. Quizás estamos dejando de hacer algunas cosas que como sociedad deberíamos hacer, como enseñar a utilizar las cosas, y a prevenir la aparición de conductas dañinas y poco saludables.

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Las tutorías: ¿plan o intervención?

Este verano estoy leyendo noticias sobre la nueva actuación del Gobierno de la Comunidad de Madrid sobre las tutorías. Parece que como nos faltan horas para dedicar a las matemáticas (o el inglés, o la lengua…) hemos de dedicar las que teníamos para llevar a cabo parte del Plan de Acción Tutorial y que se realizaban con el grupo. Según la Consejería, no se eliminan las tutorías, que ahora se llevarán a cabo de forma individual con cada alumno, en horario extraescolar y además serán remuneradas para el profesor!!

El problema no es cómo voy a conocer, yo como docente, a mis alumnos. El problema es que no sabemos en qué consiste el Plan de Acción Tutorial, y es que esto es más, mucho más, que simples horas dedicadas a hablar con los alumnos. Como su propio nombre indica es un plan, un conjunto de acciones que tienen como objetivo integrar a los alumnos en el proceso educativo en su conjunto: sí, también el social, grupal, de conocimiento mutuo entre compañeros y entre profesores y alumnos.

Como formadora, llevo impartiendo el módulo de Acción Tutorial ya casi once años por petición expresa de muchos centros en los que trabajo, me pregunto qué estarán pensando estos centros (sus profesores y directores) sobre esta nueva decisión. Muchos de los docentes con los que trabajo se quejan de falta de tiempo para poder enseñar a sus alumnos a trabajar en equipo, a prevenir conflictos, a crear nuevos escenarios para el aprendizaje. Y eso ahora que todavía hay tutorías.

Pero veamos un poco más en profundidad qué es la Acción Tutorial. La tutoría se conceptúa como una forma esencial y básica del ejercicio orientador a nivel de aula. Un instrumento útil y productivo al servicio del proceso educativo del alumno.

Las características de la ACCIÓN TUTORIAL son:

  • Continua.
  • Que implica a profesores, escuela, familia y medio social.
  • Que atiende a las particularidades de cada individuo.
  • Que proporciona al alumno la capacidad para su auto-orientación.

El tutor se erige como el responsable directo, junto con el Orientador de Centro de la labor de “educar para la vida”. La relación entre el Orientador y el Profesor-Tutor se establece en términos de un trabajo en equipo, que proporciona asesoramiento mutuo y se realiza de forma continuada.

Las funciones del tutor abarcan tres ámbitos fundamentales:

  • Alumnos
  • Padres
  • Otros profesores

E implica los siguientes ámbitos de actuación:

  • Desarrollo del autoconcepto
  • Relaciones interpersonales
  • Habilidades sociales
  • Clima de clase e integración grupal
  • Desarrollo de las competencias básicas
  • Habilidades de la vida
  • Habilidades para el estudio
  • Dificultades de aprendizaje

Así de modo sintético, esto es lo que significa la Acción tutorial y ahora pregunto, ¿creen que todo esto se puede llevar a cabo con entrevistas personales e individuales con los alumnos, padres o compañeros? ¿cómo voy a enseñar Habilidades Sociales si no tengo al grupo para entrenarlas? ¿cómo voy a desarrollar el trabajo para la mejora del clima de clase o integración grupal?

Ya era una asignatura pendiente, esto de las tutorías, muchos tutores dedican las horas de tutoría para dar su materia y esto es grave. Estos niños, los de la ESO, están en una fase fundamental de su vida a nivel madurativo y de desarrollo. Las familias somos importantes, pero los profesores, el centro educativo también lo son. Desde mi punto de vista, eliminar las tutorías o hacerlas tal y como propone la Consejería a nivel individual, es lo mismo que si un padre decidiera que no va a charlar durante la cena con sus hijos, ni va a ver qué tienen que hacer de tareas, ni trabajan valores de convivencia con los hermanos, y solo interviene cuando surge un problema y sólo si el hijo acude a solucionarlo… vamos, lo mismo que reprocha la sociedad a los padres en este momento, lo que se dice que está haciendo la familia: desatender su labor educativa.

¿Por qué la escuela secundaria puede desatender su labor educativa? ¿por qué le damos más importancia a las matemáticas, la lengua, el inglés? Nuevamente el problema es que estamos centrando la misión del centro educativo en el currículum rígido y parcelado, y no está apostando por nuevas metodologías, globales, capaces de generar dinámicas grupales de aprendizaje de todas las áreas del conocimiento.

Aunque ya lo vimos en este blog, vuelvo a remitirme a la excepcional charla de Sir Ken Robinson en el TED que para mí es inspiradora y reveladora sobre cuál debería ser el modelo o modelos hacia los que deberíamos tender como educadores. Estamos dejando de hacer muchas cosas, las fundamentales, para centrarnos en crear alumnos con un currículum único que tiene un peso diferente según materias. Igual que si un padre sólo se centrara en alimentar y vestir a sus hijos, sin configurar su personalidad.

Desde mi punto de vista, eso no es mejorar la educación, pero sólo es mi opinión.

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La educación es anacrónica

Muy interesante escuchar este programa de Redes, dirigido por Eduard Punset, y que entrevista a Ken Robinson.

Es destacable escuchar la idea de por qué nuestra educación no se está adaptando a la sociedad actual, los conceptos claves. Sobre todo porque este tipo de ideas pueden ayudar a cambiar radicalmente el concepto de escuela, plantear nuevos espacios para aprender, nuevas didácticas y nuevos conceptos incluso.

Metodología cooperativa de aula, ¿sabemos lo que es?

Casi todos los que nos dedicamos a la educación hemos oído, e incluso coqueteado haciendo algunos pinitos, con el término cooperativo, pero ¿sabemos realmente a qué nos referimos cuando hablamos de ello?, ¿sabemos distinguir entre metodología cooperativa (aprendizaje cooperativo) y metodología colaborativa?

El aprendizaje cooperativo es una metodología que se basa en pequeños grupos de trabajo, seleccionados de forma intencional, que permiten a los alumnos trabajar juntos en la consecución de metas comunes, beneficiosas para todos los participantes.

Las características generales son:

  • Es una metodología activa.
  • Está basada en la experiencia e interacción entre los alumnos.
  • El rol del profesor se basa en la supervisión activa y no directiva tanto del proceso de aprendizaje, como de las interacciones entre los alumnos.
  • Posibilita que los alumnos aprendan unos de otros, así como del profesor y del entorno.

El aprendizaje cooperativo hace hincapié en las relaciones interpersonales y en la experiencia colectiva como fuentes del crecimiento social y cognitivo de los estudiantes. Para conseguirlo, propone un acercamiento muy “estructurado” al trabajo de grupo.

Y por otra parte, ¿qué entendemos por colaborativo? Muchas veces tendemos a pensar que es lo mismo y sin embargo esto no es exactamente así, colaborar y cooperar son términos diferentes aunque en la cooperación haga falta la colaboración.
Cada uno de los términos  representa un extremo de un espectro del proceso enseñanza-aprendizaje que va de ser altamente estructurado por el profesor (cooperativo) hasta dejar la responsabilidad del aprendizaje principalmente en el estudiante (colaborativo).

La cooperación es una estructura de interacción diseñada para facilitar el logro de una meta o producto final específico por un grupo de personas que trabajan juntas. El aprendizaje cooperativo es definido por un conjunto de procesos que ayudan a las personas a interactuar para lograr una meta específica o desarrollar un producto final, por lo general ambos relacionados directamente con un contenido.
A diferencia de la cooperación, la colaboración es una filosofía de interacción donde los individuos son responsables de sus acciones, incluyendo el aprendizaje, y respetan las habilidades y contribuciones de sus compañeros. El aprendizaje colaborativo es una filosofía personal, no solo una técnica del aula. En la cooperación existe siempre una meta o producto común, beneficioso para todos, existe lo que llamamos Interdependencia positiva, tanto en cuanto a metas, como roles, tareas… En la colaboración esto no es necesario.

Para llevar a cabo el aprendizaje cooperativo en el aula, lo primero que hace falta es creer firmemente que con él estamos contribuyendo a un cambio radical del espacio de aula, de estructura de grupo y de metodología de trabajo que va a repercutir positivamente en el aprendizaje de nuestros alumnos y en el nuestro propio. No hago aprendizaje cooperativo para que se lo pasen bien los chicos, hago aprendizaje cooperativo porque sé en qué fundamentos teóricos se asienta y por tanto sé que mejora significativamente el aprendizaje.

Por otra parte, conocemos en profundidad las bases de esta metodología y los elementos que debo contemplar en el diseño:

  • Interdependencia positiva: es fundamental el estímulo al esfuerzo, el apoyo mutuo y la ayuda recíproca. En el aprendizaje cooperativo Yo gano si Tú ganas, es decir, todos ganamos. Ha de existir interdependencia positiva en cuanto a: objetivos, recompensas, recursos y roles.
  • Responsabilidad individual que se asegura cuando el estudiante sabe que sus realizaciones y resultados académicos serán verificadas y valoradas. Para conseguirlo es importante mantener un grupo de trabajo reducido, hacer evaluaciones individuales, examinar al azar a estudiantes oralmente pidiéndole a uno de ellos que exponga el trabajo grupal, etc.
  • Evaluación grupal: la evaluación ha de hacerse en una doble vertiente, por parte del profesor y por parte del propio grupo, que sean conscientes de en qué medida están alcanzando los objetivos y mantienen buena relación. La evaluación grupal imprime cohesión al grupo.
  • Interacción interpersonal cooperativa: es importante confiar y conocer a los demás, tener habilidades de comunicación, aceptarse y apoyarse, y ser capaces de resolver los conflictos de forma constructiva.
  • Elaboración cognitiva de la información: tener la premisa de que siempre HAY ALGO QUE APRENDER, la ayuda implica explicaciones, formulación de ejemplos e IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.