¿Necesitamos excelencia o revolución?

Ayer uno de mis alumnos comentó que estaba llegando a la conclusión de que en educación lo que estábamos necesitando era una revolución. Lo decía reflexionando sobre un tema del que ya hemos hablado en este blog, la evaluación en nuestro sistema educativo. Hablábamos de la desconexión que existe, sobre todo en secundaria pero cada vez más en primaria, entre lo que el alumno sabe porque aprende y lo que el alumno hace después en los exámenes. Hablábamos de la “indefensión aprendida” a la que muchas veces llegan nuestros alumnos sumidos en un entorno donde han perdido la ruta por la que llegar al éxito académico. Y es que quizás, sólo quizás, nosotros no sabemos qué es el éxito académico tampoco.

Por la tarde encontré este reportaje sobre la educación en Finlandia, en el que el autor acompaña a un chaval “normalito” en Finlandia en un día cotidiano y lo compara con un día cotidiano de un chaval “normalito” en España, su propio hijo. La verdad, y aunque ya sea un tema muy repetido y comentado, ¿realmente estamos siendo conscientes de lo que supone esa comparación? Si leemos atentamente el texto en Finlandia no hay ningún curso de “excelencia” porque todos son excelentes. No existe discriminación a favor de unos frente a otros. Existe igualdad de oportunidades para todos los alumnos, eso que se dice pero se hace muy poco en nuestro país. Nosotros preferimos separar a los niños que “sacan buenas notas”, que no a los que saben más, porque como he comentado más arriba esto no siempre correlaciona. Y entonces a nosotros, los padres, nos parece una excelente idea (sí, también excelente), y no pensamos que quizás donde hay que poner la atención, el foco y los programas políticos es en conseguir una educación universal que genere aprendizajes diversos en nuestros alumnos que, como consecuencia darán buenos resultados académicos.

Además hay otro tema importante, en Finlandia ser profesor es una profesión de prestigio, donde se requiere una alta formación, dónde se realizan una pruebas realmente duras para poder acceder. Pensemos por un momento en nuestros profesores, en su formación y en su acceso al ejercicio de la profesión (cuando pueden presentarse) y pensemos también en sus sueldos. De verdad ¿no pensáis que quizás haga falta revolucionar el sistema a fondo? ¿tal y como comentaba mi alumno?

La educación es anacrónica

Muy interesante escuchar este programa de Redes, dirigido por Eduard Punset, y que entrevista a Ken Robinson.

Es destacable escuchar la idea de por qué nuestra educación no se está adaptando a la sociedad actual, los conceptos claves. Sobre todo porque este tipo de ideas pueden ayudar a cambiar radicalmente el concepto de escuela, plantear nuevos espacios para aprender, nuevas didácticas y nuevos conceptos incluso.

Proceso de enseñanza sin medir, cuando la evaluación no mide aprendizajes

Volvamos sobre el tema de la evaluación porque este es un tema fundamental y del que se habla poco, o nada, en educación. Y cuando se habla en los foros, se dedica casi exclusivamente a la evaluación usando las TIC. Sinceramente creo que todavía queda mucho por trabajar en la enseñanza, y me refiero a procesos que tienen que ver con el objetivo principal de los centros educativos, ENSEÑAR.

Y digo esto porque estoy francamente sorprendida en los últimos tiempos con los resultados académicos de nuestros estudiantes. En nuestro país, un país que ha recorrido un camino de avance hacia una educación universal, hay un porcentaje muy elevado de fracaso escolar y de abandono de los estudios. Pero no me voy a centrar en el fracaso escolar, me voy a centrar en los alumnos que siguen sus estudios con un nivel de ansiedad elevado porque no consiguen “casar” su rendimiento con sus resultados. Voy a centrarme en experiencias cercanas que me muestran cómo para resolver lo que como país consideramos una mala nota, los profesores basan su método en la “evaluación continua”. En un principio este método no es malo, evaluar si el alumno progresa en sus aprendizajes de manera continua es muy bueno, es necesario, es esencial. Ya vimos en el webinar de @nuriadesalvador, y que comenté en este blog, como la evaluación continua le proporcionaba buenos resultados como docente, ya que sus alumnos aprobaban y trabajaban. Pero no es la tónica general, la mayor parte del profesorado basa su evaluación continua en hacer contínuamente exámenes. Unos exámenes que además normalmente no se corresponden con lo enseñado, o mejor dicho, con lo aprendido. Porque son como caminos paralelos, una cosa es explicar en clase y otra hacer el examen. Parece que el profesor, en lugar de profesor, se ha convertido en evaluador y esto tiene consecuencias peligrosas para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los alumnos, sobre todo de ESO (pero cada vez más en primaria) están aprendiendo a estudiar para el examen, están aprendiendo además que el examen es algo que no necesariamente tiene que ver con su desempeño habitual cuando, muchas veces, los resultados obtenidos son muy por debajo de lo que ellos saben, y de lo que han estudiado.

Me pregunto si somos conscientes de lo que significa esto. Una evaluación que no mide un proceso de aprendizaje no es una buena evaluación. Una evaluación basada en examenes no es una buena evaluación, aunque hay que decir que también se valora el cuaderno (normalmente la presentación, pero no el contenido) y la actitud… bueno, este es otro debate porque la actitud se evalúa en función de lo que entra como bueno o malo en el esquema de actitudes de un profesor concreto y que puede ser diferente a otro profesor.

Y el resultado de todo esto es que basamos nuestro proceso de educación más en castigos y penalizaciones que en refuerzos, premios al esfuerzo o reconocimiento de la evolución de un aprendizaje en una persona. Es muy preocupante observar el efecto que todo esto puede tener sobre determinados alumnos que, habiendo sido niños brillantes en la primaria, se convierten en niños indefensos ante un sistema que son incapaces de manejar, sin saber siquiera predecir cuál va a ser su propio desempeño de cara a esa evaluación. Preocupados por las notas, olvidan que están allí para aprender. Olvidan que tan solo unos años antes todos sus sentidos estaban abiertos e interesados en cualquier movimiento de su entorno, en cualquier aprendizaje. Se olvidan de que el maestro, su maestro, era esa persona que le ayudaba a construir ese aprendizaje y que normalmente lo hacía con cariño. Transforman su cabeza para ver el centro educativo como un lugar donde van a desconectar de su vida, a pasar unos trámites que no corresponden con su interés ni con su esfuerzo. Y lo peor es que para conseguir mejores resultados (en los examenes) no paran de tener tareas, muchas tareas: ejercicios, lecturas, trabajos, en período lectivo y también en vacaciones. Se puede decir que para los alumnos de ESO no hay períodos de vacaciones ni tiempo libre en muchos casos. ¿Acaso no necesitamos nosotros descansar? ¿no decimos que las vacaciones del profesorado son merecidas? pero, ¿no son merecidas las de los alumnos?

Conocemos métodos de trabajo que dan resultados excelentes en el aprendizaje, como la metodología cooperativa, que además es grata para el alumno y produce un mejor rendimiento de cara al aprendizaje. Cuando he impartido formación sobre esta metodología, un alto porcentaje del profesorado me ha preguntado muy preocupado, cómo se evalúa con este método. Está claro que si creyéramos de verdad en la evaluación continua la pregunta no tendría demasiado sentido, ya que puedes observar directamente el rendimiento, la evolución y el aprendizaje directamente, realizando diferentes estrategias para “medir” el aprendizaje. Quizás lo que me preguntaban es, ¿cómo hago exámenes? ¿individuales o en grupo? y si los hago en grupo, ¿cómo sé si un alumno sabe? ¿y qué nota les pongo?

Nos martirizan las notas… podríamos soñar de vez en cuando e imaginar un entorno educativo autogestionado por los propios alumnos con el apoyo imprescindible de su profesor. Un sistema educativo que busque enseñar a los alumnos, que persiga el conocimiento y el ansia por mostrárselo a los alumnos como un tesoro, el mejor que puedan conseguir. ¿Cuáles son los primeros pasos que tendríamos que dar para eso? Yo creo que el primero debería ser creer firmemente en que el ser humano es el ser más curioso y ávido de saber que existe en todo el planeta. Quizás así partamos de un supuesto diferente, rompamos currículos y exámenes, para pasar a diseñar entornos de enseñanza y aprendizaje gratos, infinitos y profundos. Quizás así, consiguiéramos que nuestros niños no se convirtieran en personas pasivas que se dejan llevar por la corriente, indefensos en un mundo que no entienden, y se transformaran en personas capaces de analizar con mentalidad crítica las cosas porque tienen un conocimiento para ello. Conseguiríamos personas capaces de transformar el mundo siempre a mejor porque han heredado el conocimiento de nuestra especie desde su aparición en la tierra. ¿No creen que ser docente es una profesión maravillosa?

La calma y el pensamiento

Hago un llamamiento público a la calma y el reposo en la red. Por favor, relájense, pongan los pies en alto y saboreen lo que hay detrás de los artículos, post, tweets de los diferentes sitios sociales, informativos y divulgativos en Internet. Verán que no todos ellos les provocan las mismas sensaciones porque no todos tienen el mismo cariz. Y es que cuando uno va estresado por la vida no es capaz de discriminar ni reposar todo lo que ve… y lee.

Por eso, quiero que se sienten tranquilos delante de sus múltiples sitios y piensen si el camino realmente nos provoca pensamiento. Lo digo por la cantidad de mensajes emitidos en las últimas semanas. Por ejemplo, la noticia “un post al día” que salió ayer en el Ciberpaís dice que WordPress quiere lanzar una campaña para que los “blogueros” (supongo que yo seré una de ellos) posteen algo al día: No es imprescindible escribir, vale postear una foto, un vídeo o un sonido. Cualquier cosa, pero al día. Y todo ello porque las redes sociales acaparan la atención de los usuarios, WordPress intenta demostrar que el blog sigue hoy tan vivo como antes del nacimiento de Facebook. Y en este punto me surge una pregunta, ¿es que es lo mismo un blog que una red como Facebook? Para mí un blog siempre había sido un lugar donde publicar artículos con un mínimo de interés para provocar pensamiento y discusión en quien te lee. Un lugar donde puedes tener todos tus intereses juntos, donde enlazar noticias, fotos, vídeos y sonidos pero con un sentido para el lector, y para el propio escritor. Claro que tiene un componente social, en el sentido de que tus “seguidores” te leen y te opinan en él, pero no veo el componente de inmediatez que persigue esta campaña.

Mención aparte merecen las Redes sociales, como Facebook, Twitter, en las que el ritmo es vertiginoso. No sé si realmente este camino no llegará a una sobresaturación de las personas que usamos estos medios. Pero es que ¿cuál es el sentido de estos medios? Quizás debamos hacer un paréntesis y reflexionar sobre para qué nos sirve tener un montón de “amigos” en Facebook, o un montón de tweets en Twitter, si no conseguimos conectar intereses, conocimientos y aficiones. Si lo que finalmente conseguimos con tanta obligación a “postear, twitear, facebookear” sea saturar a nuestros seguidores y conseguir que pasemos por la pantalla rapidamente sin pensar ni tan siquiera leer.

El uso de blogs, aunque no tenga tantos números como Facebook, ha sido una de las aplicaciones más utilizadas por los profesores en sus aulas y en sus centros. Y esto ha provocado una cierta penetración de las tecnologías en el aula real, lo cual es una noticia estupenda porque en el camino de la integración de las TIC todavía queda mucho que recorrer en el terreno de a pie, que es significativamente distinto del camino virtual de números y cifras que nos invade desde hace tan solo unos pocos meses.

Así que, calma, que es la única manera para que podamos comenzar a andar en el camino del conocimiento. Necesitamos reposar, elaborar, madurar para después generar. No sólo viendo, escuchando, viendo, se consigue crear, necesitamos ser capaces de discriminar para poder pensar.

La importancia de la confianza para evaluar

Ayer tuve la magnífica oportunidad de asistir a una conferencia virtual impartida por mi amiga Núria de Salvador sobre Evaluación y TIC. Tengo que decir que me encantó, tanto por la forma de exponer los contenidos y las ideas, como por el gran trabajo realizado con su grupo de alumnos.

Núria es profesora de secundaria en un instituto de la periferia de Barcelona donde hay un 67% de inmigración y un nivel bajito de aprendizaje, y ella sólo ha suspendido a un niño y además, como nos contaba ayer, todos (alumnos y profesora) están intentado trabajar para que ese niño apruebe finalmente.

Cuando dices esto, mucha gente puede pensar que Núria es una profesora “floja”, poco exigente, y sin embargo ella es una de las profesoras que conozco que está en permanente aprendizaje e investigación, por lo que la amplitud con que plantea a sus alumnos la diversidad de tareas es bastante más exigente y requiere de más estrategias que la mayor parte de tareas que propondría un profesor “tradicional” de los que suspenden masivamente, por ejemplo aprobar a un sólo niño de toda una clase (vivido por una de mis hijas recientemente).

¿Y por qué pasa esto? Creo que la diferencia estriba en el enfoque que hagas del aula y de los alumnos. Puedes tratarlos de manera vertical donde tú eres el que estás en la cúspide y tienes todo el saber, y por lo tanto no confías en sus capacidades ni en su aprendizaje. Tú te conviertes en el líder indiscutible que tiene todo el saber y el poder, un poder que es, además, irrevocable y nada negociable. Planteas las tareas de forma estructurada pero no das visión global de objetivos y adquisición de competencias y nuestros alumnos muchas veces no saben para qué están ahí.

Pero también puedes basar tu sistema en una evaluación “confiada”. Es decir, basada en premios, y no en castigos, y además consensuados. El resultado es que los chavales trabajan, aprenden y aprueban. Trabajan más, probablemente, que cuando su profesor les guía de la mano hasta las últimas consecuencias.

Y en todo ese camino utilizas las TIC… y éstas te abren un panorama fundamental para motivar, abrir y generar trabajo para adquirir muchas de las competencias que nuestros alumnos han de adquirir.

¿Y por qué basado en premios? Porque los seres humanos aprenden siempre por refuerzos, pero difícilmente por castigos. El castigo genera indefensión la mayor parte de los casos y poca construcción creativa de conocimiento. El castigo sólo funciona cuando hay una alternativa reforzante y normalmente se nos olvida esta segunda parte. Pero muchas veces en las aulas de secundaria basamos nuestra didáctica (sobre todo para controlar el comportamiento) en penalizaciones, en puntos negativos en lugar de positivos. Y lo de dar positivos nos parece que nos hace ser “blandos”, cuando lo que sucede es que los alumnos comienzan a confiar en tí, y tú puedes confiar en ellos. Y esto es porque son ellos los que tienen en su mano conseguir los positivos, ellos son “autónomos” en la evolución de su propio aprendizaje y esto construye muchas más competencias además de las que el currículum exige.

Y por último, cuando el profesor evalúa está pensando en comprobar cuáles son los aprendizaje obtenidos y el avance de sus alumnos gracias a las tareas y diseño metodológico propuesto. Si éste ha sido bien diseñado por el profesor, consensuado y entendido por los alumnos, éstos tendrán éxito y, por supuesto, el profesor también. Mi opinión es que un profesor que aprueba es un buen profesor, y es competente en su trabajo: enseñar.

Pensamiento libre, educación para tener conciencia

Merece la pena escuchar esta entrevista a José Luis Sampedro porque tiene una claridad de pensamiento que a mí, particularmente me conmueve. Hace tiempo leí su libro “Escribir es vivir”, que recoge un curso que impartió en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander,  dentro de un ciclo dedicado a “”El autor y su obra”, y en él explica toda su evolución y su relación con la escritura y la economía. Una vida realmente ejemplar, para mí es uno de los sabios de la actualidad.

En este vídeo que comienza con una pregunta sobre cómo salir de la crisis, hace una aunténtica exposición ordenada de grandes ideas para salir de la crisis y avanzar como sociedad, incidiendo especialmente en la importancia de la educación para promover la cooperación, el pensamiento libre y la generación de una conciencia crítica.

¡Fantástico e imprescindible!

La educación prohibida

Este vídeo resume perfectamente lo que creo que necesita ahora mismo la educación. Es el avance de una película que ha sido apoyada por las redes de personas, magnífica!

Se habla de aprender, de arte, de emociones, de teatro… ¡de responsabilidad! ¡Una película propiedad de la humanidad con un objetivo claro: cambiar la conciencia sobre la escuela.

¡Que lo disfrutéis!

Sobre las dos punto cero

Inauguro este blog escribiendo sobre un tema que me ronda por la cabeza últimamente desde que los términos TIC en educación, escuela 2.0, innovación educativa, etc. están en boca de muchos profesionales de la educación. Algunos son profesionales porque trabajan con niños, otros (como yo) porque trabajan con profes, otros porque trabajan generando movimientos de dinero en proyectos relacionados con educación, y otros simplemente porque andan en redes sociales donde leen sobre el tema pero que dudo que realmente sepan lo que es un aula, un centro y un claustro.

Lo digo porque no hace mucho leí una petición de ayuda para comenzar un proceso de transformación hacia la escuela 2.0 de un profesor,  y la respuesta que obtuvo fue que se presentase a un concurso para obtener un premio por la mejor experiencia tic. Realmente me preocupa la ligereza con que a veces nos estamos tomando esto de la integración de las tic en los centros educativos. Entre otras cosas porque creo que no es tanto un proceso de integración, si no un proceso de transformación profunda y que afecta a muchos estamentos de la escuela tal cual está considerada hoy en día.

Hemos avanzado mucho en educación, pero también hemos retrocedido. Somos tan rígidos que muchas veces somos incapaces de atender a la diversidad que hoy se nos plantea. Repetimos modelos aprendidos, echamos de menos tiempos pasados, queremos que los niños de hoy sean los de ayer. Y nosotros fuimos esos niños de ayer… por favor, que alguien me responda a esta pregunta ¿estábamos muy a gusto en el cole cuando éramos niños? ¿o simplemente teníamos miedo y exceso de respeto a la autoridad que representaban nuestros profesores y padres? Y otra cosa, ¿es malo que los niños de hoy hablen y respondan? ¿eso es falta de respeto?

Pero volviendo a las tic, muchas veces tengo la sensación de que nos estamos agarrando al problema que suponen la entrada de estos medios en las aulas para no abordar otros que aún no están resueltos. Pero además, la integración de estas tecnologías tampoco es un tema sin importancia, la tienen y mucha, tanta que supone un proceso de transformación lento y muchas veces poco gratificante para la gente que, como yo, se dedica a promover y apoyar esta transformación.

Durante los últimos cuatro o cinco años de mi vida profesional me he dedicado a formar profesores para el cambio metodológico y pedagógico utilizando las tic. He tenido ocasión de asistir en primera persona a la ansiedad que supone para la mayor parte del claustro, a los pinitos pequeños que van dando, a las dudas y temores que les despiertan, y también al florecimiento de un nuevo enfoque educativo, cosa que te deja una sonrisa en los labios por el trabajo bien hecho, quizás no el mejor, pero sí bueno. Y esto ha sido en los últimos años, pero llevo toda mi vida profesional intentando generar cambio, formando para la mejora pedagógica, con o sin tic, y los pasos son iguales pero sin el resultado del florecimiento del que hablaba antes.

La conclusión que saco es que en general cuesta más cambiar estructuras pedagógicas sin tic, que hacerlo “forzados” por las tic. Y esto es una buena noticia, pero nos lleva a otra cuestión, una simple experiencia (o un conjunto de ellas) no produce el cambio necesario ya que normalmente son realizadas por profesores de forma aislada sin contar con el apoyo del resto de compañeros o, lo que es peor, del propio equipo directivo. Creo que hablar de Escuela 2.0  es hablar de cambiar procesos y estructuras en un centro educativo, con todo lo que eso implica. Un proceso guiado por un proyecto bien armado donde se contemplen objetivos, plazos, cambios estratégicos, formación y por último, dotación de cacharros, pero nunca al revés. Las experiencias tic tienen que tener como marco de fondo un proceso amplio de transformación que afecte a todos los miembros de la comunidad educativa, y quizás después sí se pueden ganar premios, aunque me gustaría que se premiara el esfuerzo de un colectivo, de un centro como equipo de personas que trabajan juntas para conseguir un objetivo común.