¿Necesitamos excelencia o revolución?

finlandia

Ayer uno de mis alumnos comentó que estaba llegando a la conclusión de que en educación lo que estábamos necesitando era una revolución. Lo decía reflexionando sobre un tema del que ya hemos hablado en este blog, la evaluación en nuestro sistema educativo. Hablábamos de la desconexión que existe, sobre todo en secundaria pero cada vez más en primaria, entre lo que el alumno sabe porque aprende y lo que el alumno hace después en los exámenes. Hablábamos de la “indefensión aprendida” a la que muchas veces llegan nuestros alumnos sumidos en un entorno donde han perdido la ruta por la que llegar al éxito académico. Y es que quizás, sólo quizás, nosotros no sabemos qué es el éxito académico tampoco.

Por la tarde encontré este reportaje sobre la educación en Finlandia, en el que el autor acompaña a un chaval “normalito” en Finlandia en un día cotidiano y lo compara con un día cotidiano de un chaval “normalito” en España, su propio hijo. La verdad, y aunque ya sea un tema muy repetido y comentado, ¿realmente estamos siendo conscientes de lo que supone esa comparación? Si leemos atentamente el texto en Finlandia no hay ningún curso de “excelencia” porque todos son excelentes. No existe discriminación a favor de unos frente a otros. Existe igualdad de oportunidades para todos los alumnos, eso que se dice pero se hace muy poco en nuestro país. Nosotros preferimos separar a los niños que “sacan buenas notas”, que no a los que saben más, porque como he comentado más arriba esto no siempre correlaciona. Y entonces a nosotros, los padres, nos parece una excelente idea (sí, también excelente), y no pensamos que quizás donde hay que poner la atención, el foco y los programas políticos es en conseguir una educación universal que genere aprendizajes diversos en nuestros alumnos que, como consecuencia darán buenos resultados académicos.

Además hay otro tema importante, en Finlandia ser profesor es una profesión de prestigio, donde se requiere una alta formación, dónde se realizan una pruebas realmente duras para poder acceder. Pensemos por un momento en nuestros profesores, en su formación y en su acceso al ejercicio de la profesión (cuando pueden presentarse) y pensemos también en sus sueldos. De verdad ¿no pensáis que quizás haga falta revolucionar el sistema a fondo? ¿tal y como comentaba mi alumno?

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