Volviendo a casa

- Ha estado bien ¿verdad? Estoy cansada pero creo que ha merecido la pena. Ahora un ratito de camino y a casita a descansar, dijo Marga.
- Bueno, un ratito exactamente no es, nos queda aún una hora, y eso contando con que no haya atasco.
- Bueno, mujer, a estas horas seguramente lleguemos pronto.

Clara pensaba que sí, que deberían tardar una hora, aunque no veía tan optimista como Marga la jornada. Odiaba conducir, pero tenía que hacerlo, Marga no conducía así que le tocó a ella llevarlas a las “Jornadas con la naturaleza” que había organizado su empresa. Según su jefe, era importantísimo que los empleados compartieran espacios distintos a los habituales y, periódicamente, organizaba fines de semana en lugares rurales para jugar, comer, dormir, etc., y a los que se sentían obligadas a asistir. Marga odiaba estas jornadas, casi nunca participaba de las conversaciones en la oficina, era una chica rara, muy trabajadora y correcta, pero poco participativa de la dinámica habitual de los compañeros.
Clara, sin embargo, tenía mucha popularidad entre sus compañeros, disfrutaba de gran simpatía y casi siempre participaba en todas las conversaciones.
Marga y Clara compartían mesa en la oficina, por eso cuando surgió el modo de transporte a las próximas jornadas, Clara se ofreció a llevar el coche dado que Marga no tenía permiso y además no gozaba de demasiadas simpatías entre el resto de compañeros, e ir las dos juntas.
El viaje de ida fue agradable, hablaron de varias cosas del trabajo, pero nada sobre las vidas íntimas de cada una.
Clara fue la primera sorprendida al ver el comportamiento de Marga durante el fin de semana. Se comportó como una auténtica líder, desplegó una gran cantidad de encantos, tantos que la mayor parte de sus compañeros comenzaron a interesarse por ella.

- Raúl es simpático, dijo Marga, me ha gustado conocerle. Y creo que yo a él también le he gustado, ¿no crees?
- Sí, es posible…

Clara se había fijado en Raúl desde el primer día en que entró en la empresa, era un chico amable, atractivo, aunque no demasiado guapo, gran profesional, y sobre todo tenía una mirada arrasadora. Clara se había hecho amiga de Raúl inmediatamente, habían salido incluso a bailar alguna noche, y habían acabado compartiendo cama en más de una ocasión. No eran novios, pero tenían una relación bastante especial: “Amigos, sólo amigos, pero con sexo sin compromiso”. Nadie en la oficina conocía esa relación, todos pensaban que simplemente eran amigos. Sin embargo, cuando Clara escuchó a Marga decir que le había gustado, sintió una punzada de celos en el estómago, torció el gesto y simplemente respondió: “sí, es posible…”

- Nunca me había pasado algo igual con un chico, creo que ha sido un flechazo, he sentido de repente que volvía a renacer cuando me miró la otra noche, continuó Marga. Hemos quedado el viernes. De verdad, nunca pensé que estas jornadas estúpidas sirvieran para algo, pero a partir de ahora voy a tomármelas muy en serio. Claro que a partir de ahora, y si prospera lo mío con Raúl, me centraré sólo en él, por supuesto. ¿Y tú? ¿has ligado con alguien? Te vi muy sola, quizás ya tengas novio fuera de la oficina, claro, apenas nos conocemos.
- No, no, no tengo novio ni fuera ni dentro de la oficina…
- Tú conoces muy bien a Raúl ¿no?, quiero decir, sois muy amigos ¿verdad?
- Sí, somos muy amigos…
- Podrías preguntarle mañana en la ofi por mí, qué le parezco, si le gusto. Me encantaría iniciar una relación con él, ¡Dios mío! es que está buenísimo! ¿no te lo parece?
- Bueno, es atractivo pero…
- Vamos, Clara, es un cañón! Sobre todo porque no es el típico tío así de anuncio, es más bien de esos que te entran por los ojos cuando te miran ¿no?
- Puede ser…
- No sé, a mí el rollo de los jueguecitos y demás paripés de la jornada no me han interesado, pero lo de conocer a Raúl… ¡eso ha sido lo más!
- Me alegro…
- Yo también, aunque ayer por la noche estuve buscándolo después de la cena pero no lo vi. Una pena porque no lo habría dejado escapar, ¿dónde estaría?
- Se habría ido a dormir, estaría cansado…

Clara lo sabía, había estado con ella en su habitación. Había estado jugando con ella, hablando con ella, regalándole su atención, y su cariño. Pasaron la noche juntos, aunque Raúl salió de la habitación un poco antes de que amaneciera para evitar posibles encuentros matutinos. Clara había sentido más que nunca su partida, le hubiese gustado que se hubiera quedado todo el tiempo abrazado a ella, aspirando su olor después de una noche larga, intensa. Sintió más que nunca el frío de su hueco en la cama y sus palabras al marchar, “hasta luego, chiquitina, nos vemos después”.

En esto iba pensando Clara mientras Marga seguía hablando y hablando, mientras Marga le comentaba que había decidido “cazar” a Raúl.

- ¿Sabes si tiene novia? Tú lo tienes que saber, eres su mejor amiga ¿no?
- No, no tiene novia, al menos formal, dijo Clara.
- ¿Qué quieres decir con novia formal? ¿cuántas clases de novias hay? No me digas que tiene algún rollito, porque pienso imponerme a ella, ¿sabes quién es?, o ¿quiénes?
- No, no sé quién es… no sé si tiene nada, de verdad que no hablamos de esas cosas.
- Pues vaya amigos, siempre se habla de esas cosas ¿no?
- No! no siempre se habla de esas cosas, no sé, a veces me cuenta que ha salido, o ha ligado aquí o allí… pero nada serio, sólo sexo sin compromiso…
- Bueno, pues ya se le acabará eso cuando me conozca a mí, dijo Marga. Porque yo te digo una cosa, no voy a consentir que mi novio salga con otras chicas. A mí esas moderneces nunca las he entendido. Yo creo que el amor ha de ser exclusivo.
- Si eso es lo que piensas…
- ¿Es que tú no?
- Bueno… no sé… igual no he encontrado la persona ideal…
- Claro! eso será. Yo creo que sí, maja, creo que esta vez sí es él… y si es que existe alguna otra de esas que se acuestan con él, pues se va a acabar, eso te lo aseguro yo, como me llamo Marga.
- ¿Si? ¿y cómo pretendes hacerlo? Ni siquiera le conoces, ni la conoces a ella.
- Ya, pero él me dio a entender que no tenía novia y que, además, yo podría llegar a serlo.
- Bueno, igual tienes razón… ya hemos llegado, efectivamente hemos tardado una horita más o menos.
- Sí, muchas gracias por el viaje, ahora a descansar que mañana hay que madrugar. ¡Dame un beso, guapa!

Clara vio cómo Marga entraba en su portal, después cogió el teléfono y marcó el número de Raúl, sólo le dijo una frase: “tenemos que hablar”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>