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El encalo de la oficina

jun
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Planificar es una de las bases fundamentales de nuestro oficio, -además del compromiso, ilusión, dedicación y esfuerzo- si bien es cierto que a veces, sólo -yo sigo acentuándolo a pesar de la RAE- hace falta planificar para que nada de lo previsto se cumpla…
Recuerdas que había previsto un fin de semana en la oficina junto a los pintores mientras ordenaba pensamientos, listados e informes…? Pues nada, sigo aquí, con los pintores, y lo que no había previsto era convertirme en protagonista del “encalo”…el humo y la grasa acumulada en las paredes, una vez ha tomado contacto con los rulos, brochas, espátulas, masillas y los 40 principales a toda voz, parece haber cobrado vida propia y no hay quien los meta en cintura para cambiar su aspecto. El contenido blanco inmaculado del caldero, una vez se desliza por la superficie, se convierte en una disolución de color indeterminado que junto a mesas, sillas, folios, teléfonos, equipos informáticos, soportes publicitarios y más menaje cubierto por plásticos salpicados de gotas -como si un vendaval dentro de este microcosmos hubiera pasado arrasándolo todo-, hacen de este espacio un lugar inhóspito de donde quieres escapar cuanto antes, aunque sea saltando entre las bolsas de basura donde se acumula todo lo que se acumula sin saber por que lo acumulamos. Eso si, si cierras los ojos, el olor a limpio se convierte en  un perfume que me trae recuerdos de niñez, de domingo por la mañana, de ventanas abiertas, de fresco primaveral, de sábanas al aire, de despertares, de bienvenida al verano que se acerca, de primeras comuniones, de tardes interminables, de padres, de hermanos y de libros de texto con los extremos de las páginas castigadas por el trasiego del curso. Estoy pintando las paredes del color de un recuerdo…
Ya parece que la pericia de los hombres de blanco, hacen clauidicar los grises, y se van asomando los blancos como la luz del amanecer, “a poquita poco”, muy poco a poco, como todo lo que se consigue con esfuerzo y dedicación, que es lo que verdaderamente perdura y vale la pena. El blanco, como el amanecer y verano se acerca, y se quedarán con nosotros para renovar, para reeditar las ilusiones y el interés por la vida.
Los listados, los informes, los…  podrán esperar.
Saludos

Planificar es una de las bases fundamentales de nuestro oficio, -además del compromiso, ilusión, dedicación y esfuerzo- si bien es cierto que a veces, sólo -yo sigo acentuándolo a pesar de la RAE- hace falta planificar para que nada de lo previsto se cumpla… Recuerdas que había previsto un fin de semana en la oficina junto a los pintores mientras ordenaba pensamientos, listados e informes…? Pues nada, sigo aquí, con los pintores, y lo que no había previsto era convertirme en protagonista del “encalo”…el humo y la grasa acumulada en las paredes, una vez ha tomado contacto con los rulos, brochas, espátulas, masillas y los 40 principales a toda voz, parece haber cobrado vida propia y no hay quien los meta en cintura para cambiar su aspecto. El contenido blanco inmaculado del caldero, una vez se desliza por la superficie, se convierte en una disolución de color indeterminado que junto a mesas, sillas, folios, teléfonos, equipos informáticos, soportes publicitarios y más menaje cubierto por plásticos salpicados de gotas -como si un vendaval dentro de este microcosmos hubiera pasado arrasándolo todo-, hacen de este espacio un lugar inhóspito de donde quieres escapar cuanto antes, aunque sea saltando entre las bolsas de basura donde se acumula todo lo que se acumula sin saber por que lo acumulamos. Eso si, si cierras los ojos, el olor a limpio se convierte en  un perfume que me trae recuerdos de niñez, de domingo por la mañana, de ventanas abiertas, de fresco primaveral, de sábanas al aire, de despertares, de bienvenida al verano que se acerca, de primeras comuniones, de tardes interminables, de padres, de hermanos y de libros de texto con los extremos de las páginas castigadas por el trasiego del curso. Estoy pintando las paredes del color de un recuerdo…Ya parece que la pericia de los hombres de blanco, hacen clauidicar los grises, y se van asomando los blancos como la luz del amanecer, “a poquita poco”, muy poco a poco, como todo lo que se consigue con esfuerzo y dedicación, que es lo que verdaderamente perdura y vale la pena. El blanco, como el amanecer y verano se acerca, y se quedarán con nosotros para renovar, para reeditar las ilusiones y el interés por la vida. Los listados, los informes, los…  podrán esperar. Saludos

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