Contra el fracaso escolar, ¡evolución!

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El otro día leí una noticia en el periódico que dice que el fracaso escolar se fragua en la primaria y que tiene un carácter irreversible a los 19 años. La verdad es que es una noticia que me parece aterradora en un país como el nuestro que necesita cada vez más ciudadanos formados y cultos. Estamos ante una realidad contra la que no sabemos luchar por lo que parece. Las soluciones que se aportan desde los Gobiernos y sus leyes de educación parece que no contribuyen al descenso del fracaso escolar, pero ¿por qué?

Tengo la sensación de que los padres de ahora tenemos un nivel mejor si lo comparamos con nuestros propios padres. El nivel de analfabetismo en España ha disminuido hasta el 2,2%, y esto es sin duda un logro frente a otras épocas bastante recientes. Sin embargo, no estamos sabiendo luchar contra el fracaso y abandono escolar, este es un problema que no se arregla con obligatoriedades ni repeticiones de nivel. Estamos asistiendo en mayor o menos grado a la generalización de la desmotivación por aprender, y esto sí que es grave, ya que sin conocimiento no existe la innovación, ni la creatividad, ni el avance de una sociedad.

Hay multitud de foros últimamente donde se habla del cambio de paradigma, normalmente motivado por las TIC. Y sin embargo no percibo que se evolucione realmente a dicho cambio de paradigma, salvo excepciones. El panorama general sitúa a los alumnos en aulas donde, a medida que pasan los años, se les resta escenarios de creatividad, debate y manipulación, para convertirse en aulas donde el aprendizaje se produce básicamente por escuchar en silencio a un profesor. Ni existe silencio, ni existe escucha, ni existe aprendizaje con ese modelo, ¡asumámoslo! Nos cuesta mucho cambiar el modelo, y comienzan a aflorar teorías nostálgicas de un tiempo mejor: cuando el alumno respetaba al profesor. Y echamos mano de medidas disciplinarias para volver a aquellos tiempos en que los alumnos callaban y escuchaban. Y no queremos ruido en las aulas, pero lo tenemos. No queremos que copien, pero lo hacen. No queremos que respondan, pero lo cierto es que si no comprenden han de preguntar, y responder.

Intentamos resolver el problema, nuestro problema, con un modelo antiguo ya caduco. Intentamos que nuestras aulas de ahora sean como lo eran cuando nosotros éramos estudiantes. Nosotros callábamos ante las incomprensiones, o ante las injusticias. Nosotros quizás aprendimos con un modelo basado principalmente en el miedo, y esto ahora no funciona. Y me da la sensación de que respondemos al desconcierto con desorden, sin pensar en modelos diferentes, sin pensar en la “evolución”.

Tenemos multitud de recursos para cambiar, sólo nos falta atrevernos. Sabemos que hay metodologías más motivadoras, como el aprendizaje cooperativo, o el trabajo por proyectos, basándonos en las inteligencias múltiples. Existen las tecnologías en educación, el uso de internet en el aula, y sin embargo recurrimos una y otra vez a los modelos de antaño. Los métodos de mira el libro y haz los ejercicios. Pero no es la tecnología lo importante, es el saber plantear proyectos de innovación pedagógica, de EVOLUCIÓN. Me quedo con la frase de Carlinhos Brown con su proyecto del Candeal, de todo el movimiento social y educativo que ha revolucionado su favela natal: “la revolución destruye, pero la evolución construye”

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