De donde no hay….

Siempre es un buen momento para recordar esas frases de nuestras abuelas, y que nos han dejado de forma permanente en nuestra memoria. A mí siempre me ha encantado esa que dice “De donde no hay no puede sacarse”, quizás porque me ha servido muchas veces para no esperar cosas que seguramente iban a resultar imposibles.

Lo doloroso en lo personal es que no siempre podemos ver esto a la primera, y nos metemos en procesos que terminan convirtiéndonos en personas negras, o grises, pero además creyéndonos que somos de colores.

Y en qué procesos estoy para hacerme estos planteamientos ahora? Supongo que estoy en un momento de cambio y sobre todo de replanteamiento del camino adecuado a seguir y sobre todo con quién caminarlo. Cuando llevas mucho tiempo caminando con los mismos acabas pensando que hablas el mismo idioma que ellos, y no es fácil ver que estás en una frecuencia completamente distinta y, por lo tanto, no es posible que te sintonicen. Pero, si caminas con gente que ha ido mudando su piel, dejándola enganchada en los matorrales, ya no son las mismas personas, han dejado sus valores y sus entusiasmos, y simplemente están caminando como zombis a tu lado.

¿Y cómo darse cuenta de que se han convertido en zombis? Cuando intentan morderte por primera vez, déjate llevar por tu intuición y sí, líbrate de esa compañía lo antes posible, regresa por el camino hasta esa encrucijada que tú querías coger, y vuelve otra vez a disfrutar del camino, con tus nuevos compañeros de viaje que irán apareciendo, disfruta de los olores y de los colores porque nuevamente empieza a haber de dónde sacar.