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Tecno-adicciones y otras hierbas

Posted 27 septiembre, 2011 By gema
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El pasado 17 de septiembre El Confidencial publicó un reportaje sobre Niños adictos a la Blackberry en el que tuve la oportunidad de participar como “experta” en el tema. El títular era ese y el subtitular: “No es recomendable que los menores de 17 años tengan su propio dispositivo” y exponía dos posturas contrapuestas aunque no tan diferentes como veremos a continuación. En cualquier caso no me considero “tecnófila” como me presentan en el artículo, si no más bien preocupada e interesada en los procesos de cambios y adaptación.

El artículo expone que también los dispositivos electrónicos móviles pueden generar adicciones igual que las sustancias consideradas adictivas hasta ahora. Y efectivamente es así, pero esto no va relacionado con el uso que normalmente vemos a nuestros jóvenes hacer. La ausencia de límites en general conlleva muchos trastornos para los niños, tanto si usan o no móviles, blackberrys, iPhones… Hay una serie de repertorios fundamentales que el ser humano debe aprender para tener una adecuada adaptación a la sociedad, como por ejemplo horarios, límites,  consecuencias a su comportamiento, recibir y expresar afecto,  resistencia a la frustración, demora del refuerzo… y si somos capaces de enseñar todos estos repertorios y algunos más a nuestros infantes, seremos capaces de hacerles ver que no pueden depender de ninguna sustancia ni ningún dispositivo para ser felices.

Los cambios generacionales en general se llevan mal. Esta mañana en el vestuario de la piscina escuchaba como dos mujeres comentaban que los niños de ahora no quieren aprender, que no sienten curiosidad, y que es importantísimo el clima de cultura que se viva en las casas. Son comentarios demasiado serios, si el ser humano está llegando a no querer aprender estamos completamente sentenciados a la extinción como especie. Por otra parte, nunca ha existido tanta cultura en las casas como ahora, por lo menos en mi ciudad. Yo recuerdo mi infancia y mi adolescencia (y no es que sea una jovencita precisamente) y sé que en mi casa la cultura estaba restringida, no porque mis padres no quisieran si no porque no podían, porque el entorno educativo era muy diferente, porque nuestros padres bastante tenían con suministrarnos el acceso a la educación-cultura que ellos no pudieron tener en muchos casos. Y esto se traducía en enciclopedias de 50 tomos con el saber estático y, en algunos casos, doctrinario. Se traducía después en algunos programas educativos que podíamos ver con cuentagotas, y quien tuviera suerte, quizás, podría tener algún padre, madre o hermano mayor que le ayudara con los deberes aunque esto era en contadas ocasiones. ¿Recordamos con nostalgia esta época? ¿o es que estamos absolutamente perdidos con la generación que nos acompaña ahora? ¿Creemos que éramos mejores o teníamos menos riesgos? Durante mi adolescencia el riesgo a consumir drogas en edades tempranas era real, existían también (como ahora) y además teníamos mucha menos información tanto padres como hijos. No por eso nos hicimos todos drogadictos.

¿Y queríamos aprender? ¿O teníamos que aprender? Era una deuda con tus padres, con la sociedad, con tu entorno, con tu generación. Pero evidentemente, tampoco esto era para todos.

Vivimos una etapa magnífica para el saber, tenemos una generación magnífica para el aprendizaje, pero tenemos muchos miedos y muchos prejuicios. Demasiada nostalgia de tiempos pasados que nos impide desarrollar la creatividad para explorar nuevos lugares, nuevos métodos, nuevos escenarios para la generación actual que se caracteriza por formas diferentes de aprendizaje, de relacionarse con el entorno. Es una generación muy motivada para el aprendizaje, al contrario de lo que mucha gente se empeña en hacernos creer.

Sin embargo, es una generación con poca orientación justamente porque sus adultos (nosotros) nos empeñamos en no quererlos conocer. Queremos que sean como éramos nosotros, nos extrañan sus formas de reaccionar, y nos molestan. Y como no sabemos, les dejamos hacer. Y como TODOS lo hacen, no se nos vaya a frustrar, hay que dejarles hacer lo que hacen todos. Y ahí sí que existen riesgos de adicciones o determinados comportamientos que les impida desarrollarse adecuadamente. Han de plantearse los límites también con las tecnologías móviles, hay que mostrarles lo absurdo de sus comportamientos (cuando se den). Pero hemos de mentalizarnos de que las tecnologías móviles o no, tienen mucho de positivo para que ellos quieran aprender también.

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Las adicciones existen, normalmente motivadas por la ausencia de aprendizaje de diferentes repertorios. Una Blackberry por supuesto que tiene riesgos de generar adicciones, pero no todos los niños con BB son adictos. Ni tampoco lo son los que continuamente consultan sus mensajes o, incluso, participan de una reunión liderada por estos aparatitos con sus amigos. La adicción la define el comportamiento que se da cuando no existe el elemento adictivo, si a esos niños les quitamos la BB u otro de los dispositivos móviles a los que están enganchados, manifiestan síntomas de un síndrome de abstinencia (irascibilidad, ansiedad, obsesión, …), en definitiva muestran dependencia y pérdida de control sobre el dispositivo. Y esto se puede dar, pero no creo que el hecho de prohibir y limitar la edad de acceso sea la solución. Creo que la solución se ha de dar durante toda la vida del individuo. Enseñamos y orientamos desde que nacen, y no hemos de dejar de hacerlo con ninguna de las cosas que se encuentren en el camino, ni con los aparatitos, ni con las sustancias, ni con las personas. Es una educación del carácter, de saber decir no, de tener autocontrol.

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Poner límites de edad sólo provoca que los niños tengan la necesidad de mentir, como pasa con las redes sociales (¿cuántos niños tienen tuenti o facebook con 12 años?), a sabiendas de los padres que lo consideran normal. ¿Alguna vez nos hemos planteado que permitir que un niño mienta sobre su edad en las redes, está enseñándole a mentir en otros sitios? Quizás sólo estamos centrándonos en el aparato (BB, iPhone, iPod, móvil) en lugar de en lo que no se ve. Quizás estamos dejando de hacer algunas cosas que como sociedad deberíamos hacer, como enseñar a utilizar las cosas, y a prevenir la aparición de conductas dañinas y poco saludables.

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