TIC en educación Archive

Biblioburro y otras misiones

Posted 9 enero, 2011 By gema
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Esta vez quiero compartir dos proyectos que se parecen mucho y que están de plena actualidad, aunque uno de ellos terminó dramáticamente en nuestro país hace ya 75 años. Estoy hablando del Biblio-burro, de Luis Humberto Soriano en Colombia, y de las Misiones Pedagógicas, de la Institución Libre de Enseñanza en España.

Viendo los dos vídeos encuentro similitudes, pero me hace pensar en la distancia que existe actualmente entre estos dos países. En España, en la época de las Misiones Pedagógicas, existían niños y adultos similares a los niños que podemos ver en el vídeo del Biblioburro. Y el objetivo es el mismo, acercar la cultura a esta población.

Ahora que en nuestra sociedad estamos inmersos en otro debate, en la integración de las tecnologías en educación, en cómo hay que enseñar con estos medios, y su gran alcance, me pregunto si no tenemos la pista en estas iniciativas que, sin ser las únicas, tienen un valor pedagógico alto, muy alto: mostrar, enseñar, hacer que los niños quieran saber.

¿Por qué en nuestro país hay un porcentaje tan alto de fracaso escolar cuando ahora no necesitamos ir en burro para acercar la cultura? Si ahora es obligatorio acceder a ella, si se supone que tenemos un diseño más que elaborado y legalizado para que todos y cada uno de los ciudadanos tengan una cultura mínima, ¿por qué cada vez hay más fracaso escolar? Me pregunto qué ha pasado con los ideales, métodos y esencia de las Misiones Pedagógicas, si alguna vez hemos visto en nuestros alumnos las caras de los niños de los dos vídeos. Si alguna vez hemos escuchado a un alumno de secundaria decir “¡Espectacular!, ustedes no se lo imaginan” cuando habla de lo que le enseña su profesor.

¿Hemos perdido la capacidad de entusiasmar? Yo creo que sí, que sólo unos pocos lo consiguen y no con todos sus alumnos. Me gusta una de las frases que dice Luis Soriano, “es un trabajo a largo plazo”, y otra, “mentalidad crítica, constructiva y con mucha imaginación”. Estas tres palabras, también son las que usamos cuando hablamos del uso de internet en el aula, que los alumnos aprendan a ser críticos, creativos y constructivos, ahora hay que encontrar cómo hacemos eso. Quizás internet sea el biblioburro de nuestra sociedad, lo que consigue mostrar cosas que de otra forma no podríamos ver, pero hacen falta maestros como Luis, o como los misioneros pedagógicos, para poder transmitir ese entusiasmo, ese misterio al otro lado de la pantalla donde un mundo diferente se abre y permite aprender. Quizás los creativos tenemos que ser nosotros primero, abandonar tanta rigidez en la enseñanza y plantearnos que nuestros alumnos son, todavía lo son, analfabetos en muchos sentidos.

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La escuela del futuro ¿ya está aquí?

Posted 27 diciembre, 2010 By gema
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Hablamos mucho de la Escuela del Futuro, de cómo debería ser, de qué elementos debería contar, cómo habría que configurar la clase, de teorías de aprendizaje, de tecnologías… vivimos tiempos de grandes cambios tecnológicos, de avances muy rápidos, tanto que casi no somos capaces de digerirlos. ¿Esto quiere decir que la escuela del futuro ya está aquí?

En estos últimos meses, casi un año ya, hemos asistido a una auténtica revolución en las aulas, las diferentes Consejerías de Educación, aunque no todas, han decidido aplicar de una u otra manera el famoso plan de la Escuela 2.0. Hemos visto a los niños asistir al centro con su portátil, los hemos visto trabajar en casa con ellos. Hemos asistido a grandes proyectos de formación para enseñar a los docentes, perdidos en este gran cambio, a enseñar con estos medios. Hemos visto a las editoriales moverse para comenzar el largo camino de la digitalización. Hemos visto en los foros, en las redes sociales, y en las mesas de los cafés, hablar del tema con gran emocionalidad. Unos a favor, otros no tanto.

Yo me pregunto ahora, ¿estamos dando respuesta a tanto cambio?, ¿estamos sabiendo responder con suficiente rigor y profesionalidad a lo que significa la integración de estos medios en las aulas?, o por el contrario, ¿estamos replicando lo que ya hacíamos con la última herramienta? La mayor parte de las veces tengo la sensación de que los docentes van con la lengua fuera, cansados de responder a tantas demandas.

Las TIC han invadido las aulas de muchos profesores que, en muchos casos, no saben ni repertorios básicos para manejar un ordenador provocando un problema grave de afrontamiento, y gran cantidad de estrés. Ha faltado, y está faltando formación. Y esta formación, muchas veces, está siendo poco significativa, basada en herramientas más que en habilidades y métodos. Falta consenso, unidad e investigación. El proceso de formación del profesorado para la integración de las TIC en el centro educativo consiste en la adquisición por parte de éste de ciertos repertorios, habilidades y destrezas que les permitan plantear didácticas de aula donde estas tecnologías sean un medio para el fin de la escuela: enseñar a aprender. Requiere trabajo en equipo, elaboración de proyectos con objetivos alcanzables, requiere evaluación del proceso. Y después de todo, herramientas.

Lo planteo así porque creo que en la escuela del futuro, que no la del presente aún, el objetivo debería ser la de proporcionar a los alumnos las destrezas que les permitan aprender de cualquier tema, y para eso hacen falta habilidades para enseñar a ser críticos, manejando múltiples fuentes, a hablar bien, a escribir bien, a leer… con los medios que tengamos al alcance, sin desaprovechar ninguno. La escuela del futuro no es la escuela de las tecnologías. La escuela del futuro es aquella que consiga una enseñanza creativa, flexible e infinita, donde el currículum sea una guía por la que moverse y no un esquema rígido de contenidos. La escuela del futuro plantea situaciones diversas de aprendizaje, y enseña todo el conocimiento acumulado por el ser humano durante todos los siglos de su existencia. Porque en la escuela del futuro, que todavía no ha llegado, la formación del profesorado para una pedagogía innovadora, basada en teorías no tan innovadoras, sea una prioridad. En la escuela del futuro se trabajan las competencias docentes, para que éstos puedan ayudar a los alumnos a que aprendan sus propias compentencias. Y en ella utilizaremos, claro que sí, las tecnologías.

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La importancia de la confianza para evaluar

Posted 17 diciembre, 2010 By gema
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Ayer tuve la magnífica oportunidad de asistir a una conferencia virtual impartida por mi amiga Núria de Salvador sobre Evaluación y TIC. Tengo que decir que me encantó, tanto por la forma de exponer los contenidos y las ideas, como por el gran trabajo realizado con su grupo de alumnos.

Núria es profesora de secundaria en un instituto de la periferia de Barcelona donde hay un 67% de inmigración y un nivel bajito de aprendizaje, y ella sólo ha suspendido a un niño y además, como nos contaba ayer, todos (alumnos y profesora) están intentado trabajar para que ese niño apruebe finalmente.

Cuando dices esto, mucha gente puede pensar que Núria es una profesora “floja”, poco exigente, y sin embargo ella es una de las profesoras que conozco que está en permanente aprendizaje e investigación, por lo que la amplitud con que plantea a sus alumnos la diversidad de tareas es bastante más exigente y requiere de más estrategias que la mayor parte de tareas que propondría un profesor “tradicional” de los que suspenden masivamente, por ejemplo aprobar a un sólo niño de toda una clase (vivido por una de mis hijas recientemente).

¿Y por qué pasa esto? Creo que la diferencia estriba en el enfoque que hagas del aula y de los alumnos. Puedes tratarlos de manera vertical donde tú eres el que estás en la cúspide y tienes todo el saber, y por lo tanto no confías en sus capacidades ni en su aprendizaje. Tú te conviertes en el líder indiscutible que tiene todo el saber y el poder, un poder que es, además, irrevocable y nada negociable. Planteas las tareas de forma estructurada pero no das visión global de objetivos y adquisición de competencias y nuestros alumnos muchas veces no saben para qué están ahí.

Pero también puedes basar tu sistema en una evaluación “confiada”. Es decir, basada en premios, y no en castigos, y además consensuados. El resultado es que los chavales trabajan, aprenden y aprueban. Trabajan más, probablemente, que cuando su profesor les guía de la mano hasta las últimas consecuencias.

Y en todo ese camino utilizas las TIC… y éstas te abren un panorama fundamental para motivar, abrir y generar trabajo para adquirir muchas de las competencias que nuestros alumnos han de adquirir.

¿Y por qué basado en premios? Porque los seres humanos aprenden siempre por refuerzos, pero difícilmente por castigos. El castigo genera indefensión la mayor parte de los casos y poca construcción creativa de conocimiento. El castigo sólo funciona cuando hay una alternativa reforzante y normalmente se nos olvida esta segunda parte. Pero muchas veces en las aulas de secundaria basamos nuestra didáctica (sobre todo para controlar el comportamiento) en penalizaciones, en puntos negativos en lugar de positivos. Y lo de dar positivos nos parece que nos hace ser “blandos”, cuando lo que sucede es que los alumnos comienzan a confiar en tí, y tú puedes confiar en ellos. Y esto es porque son ellos los que tienen en su mano conseguir los positivos, ellos son “autónomos” en la evolución de su propio aprendizaje y esto construye muchas más competencias además de las que el currículum exige.

Y por último, cuando el profesor evalúa está pensando en comprobar cuáles son los aprendizaje obtenidos y el avance de sus alumnos gracias a las tareas y diseño metodológico propuesto. Si éste ha sido bien diseñado por el profesor, consensuado y entendido por los alumnos, éstos tendrán éxito y, por supuesto, el profesor también. Mi opinión es que un profesor que aprueba es un buen profesor, y es competente en su trabajo: enseñar.

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Sobre las dos punto cero

Posted 14 diciembre, 2010 By gema
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Inauguro este blog escribiendo sobre un tema que me ronda por la cabeza últimamente desde que los términos TIC en educación, escuela 2.0, innovación educativa, etc. están en boca de muchos profesionales de la educación. Algunos son profesionales porque trabajan con niños, otros (como yo) porque trabajan con profes, otros porque trabajan generando movimientos de dinero en proyectos relacionados con educación, y otros simplemente porque andan en redes sociales donde leen sobre el tema pero que dudo que realmente sepan lo que es un aula, un centro y un claustro.

Lo digo porque no hace mucho leí una petición de ayuda para comenzar un proceso de transformación hacia la escuela 2.0 de un profesor,  y la respuesta que obtuvo fue que se presentase a un concurso para obtener un premio por la mejor experiencia tic. Realmente me preocupa la ligereza con que a veces nos estamos tomando esto de la integración de las tic en los centros educativos. Entre otras cosas porque creo que no es tanto un proceso de integración, si no un proceso de transformación profunda y que afecta a muchos estamentos de la escuela tal cual está considerada hoy en día.

Hemos avanzado mucho en educación, pero también hemos retrocedido. Somos tan rígidos que muchas veces somos incapaces de atender a la diversidad que hoy se nos plantea. Repetimos modelos aprendidos, echamos de menos tiempos pasados, queremos que los niños de hoy sean los de ayer. Y nosotros fuimos esos niños de ayer… por favor, que alguien me responda a esta pregunta ¿estábamos muy a gusto en el cole cuando éramos niños? ¿o simplemente teníamos miedo y exceso de respeto a la autoridad que representaban nuestros profesores y padres? Y otra cosa, ¿es malo que los niños de hoy hablen y respondan? ¿eso es falta de respeto?

Pero volviendo a las tic, muchas veces tengo la sensación de que nos estamos agarrando al problema que suponen la entrada de estos medios en las aulas para no abordar otros que aún no están resueltos. Pero además, la integración de estas tecnologías tampoco es un tema sin importancia, la tienen y mucha, tanta que supone un proceso de transformación lento y muchas veces poco gratificante para la gente que, como yo, se dedica a promover y apoyar esta transformación.

Durante los últimos cuatro o cinco años de mi vida profesional me he dedicado a formar profesores para el cambio metodológico y pedagógico utilizando las tic. He tenido ocasión de asistir en primera persona a la ansiedad que supone para la mayor parte del claustro, a los pinitos pequeños que van dando, a las dudas y temores que les despiertan, y también al florecimiento de un nuevo enfoque educativo, cosa que te deja una sonrisa en los labios por el trabajo bien hecho, quizás no el mejor, pero sí bueno. Y esto ha sido en los últimos años, pero llevo toda mi vida profesional intentando generar cambio, formando para la mejora pedagógica, con o sin tic, y los pasos son iguales pero sin el resultado del florecimiento del que hablaba antes.

La conclusión que saco es que en general cuesta más cambiar estructuras pedagógicas sin tic, que hacerlo “forzados” por las tic. Y esto es una buena noticia, pero nos lleva a otra cuestión, una simple experiencia (o un conjunto de ellas) no produce el cambio necesario ya que normalmente son realizadas por profesores de forma aislada sin contar con el apoyo del resto de compañeros o, lo que es peor, del propio equipo directivo. Creo que hablar de Escuela 2.0  es hablar de cambiar procesos y estructuras en un centro educativo, con todo lo que eso implica. Un proceso guiado por un proyecto bien armado donde se contemplen objetivos, plazos, cambios estratégicos, formación y por último, dotación de cacharros, pero nunca al revés. Las experiencias tic tienen que tener como marco de fondo un proceso amplio de transformación que afecte a todos los miembros de la comunidad educativa, y quizás después sí se pueden ganar premios, aunque me gustaría que se premiara el esfuerzo de un colectivo, de un centro como equipo de personas que trabajan juntas para conseguir un objetivo común.

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