Competencias docentes para trabajar por competencias

Desde hace ya unos años venimos hablando de competencias, de trabajar por competencias, de programar por competencias, de evaluar por competencias. Sin embargo, ya sabemos que existen ciertas dificultades para llevarlo a cabo, la mayor parte de los casos es por desconocimiento por parte del profesorado, otras veces es por dificultades en un sistema demasiado rígido en innovación metodológica y, claro está que, si no se cambian las metodologías difícilmente podremos incluir un trabajo por competencias adecuado.

Sin embargo, estas competencias se refieren a los alumnos, y aún estando de acuerdo en que los alumnos deberían desarrollarlas, me pregunto si no tendremos también que hacer especial hincapié en las competencias que deberían poseer los docentes y que, desafortunadamente, sólo poseen unos pocos y estos pocos las han desarrollado a base de pegarse con el mundo, sentirse incomprendido y echarle horas y horas de su vida para mejorar. Es decir, la formación del profesorado no se plantea para que desarrollen unas competencias que les ayude a desarrollar las de los alumnos y esto es una gran contradicción.

La formación del profesorado se basa muchas veces en programas que interesan en determinados momentos pero que pasado ese momento, ya no interesa. Yo he trabajado durante muchos años, y sigo haciéndolo, en el ámbito de estos proyectos que organizaciones grandes ponen en marcha, y he estado en el aula con docentes entusiasmados, ansiosos, generosos, reticentes… todos han acabado aprendiendo y dando de sí mismos tiempo, espacio y buen hacer para conseguir mejorar con sus alumnos.

Tantos años formando docentes para el cambio, para que la escuela se reinvente independientemente de las tecnologías (aunque con ellas, claro), profundizando en las razones por las que necesitamos ese cambio. Un cambio en el que estamos todos los que nos interesamos y aportamos desde algún lugar a la mejora de la educación. Tantos años, y tan poco cambio, o tan poco manifiesto. Se necesita remar todos a una, conseguir entender que cada uno tiene su parcela en este gran puzzle que es la innovación educativa.

Trabajo en una empresa que siempre ha perseguido este cambio, ya antes de la revolución tecnológica de los últimos años estábamos pensando en Comunidades Virtuales de Profesores que arrancaran debates y procesos de transformación. Fuimos partícipes de ese inicio, nos apasionamos y creímos en ellos, en los docentes, que son los que pueden y deben desarrollar al máximo sus compentencias para conseguir una escuela diferente donde se eduque a ciudadanos del futuro (no del pasado). He trabajado como formadora muchos años, sigo haciéndolo, pero en los últimos años percibo una dificultad que reside en la cantidad de información existente (que no formación) y que nubla el panorama, haciendo creer a los docentes que es suficiente en el desarrollo de sus competencias. Y hemos empezado a hablar de “autoformación” como un proceso donde con leer diferentes enlaces, recursos y experiencias de la red ya aprendo.

Quiero reivindicar la profesión de la formación como algo imprescindible para la adquisición del aprendizaje. Decir que con leer recursos de la red ya nos formamos es lo mismo que si nuestros alumnos aprendieran desde casa con los libros de texto o los recursos de internet, y sin embargo eso no nos parece apropiado para el desarrollo de sus competencias ¿no?

¿Entonces por qué los docentes últimamente se resisten a recibir formación de personas que, como yo, llevamos trabajando duro en eso? ¿por qué piensan que con leer y “consumir” recursos en la red es suficiente para el desarrollo de sus propias competencias? Creo que la consulta en la red es muy valiosa, de hecho yo también la utilizo para mi propia actualización, pero el proceso de formación requiere de una instrucción, de unas técnicas y unas metodologías para conseguir el aprendizaje.

Es cierto que no toda la formación que se ha impartido al profesorado ha sido adecuada, quizás ha habido exceso de formación, y ya están un poco hartos. Pero creo que debemos entender que en ese proceso de transformación tan buscado se necesita profundizar y poner en marcha mecanismos que permitan el cambio.

Hace dos fines de semana fui a Granada y me encontré con un grupo de profesores que participaron en uno de los proyectos más bonitos en los que he trabajado como formadora-coordinadora (Centros Modelo Educared), un proyecto que como tantos otros dejó de existir cuando su promotor dejó de interesarse por él. Sin embargo, un soplo de aire fresco me llegó cuando una de las profesoras de ese grupo con el que me encontré, y que era de las más reticentes en la formación, nos dijo que ahora estaba haciendo muchas cosas, que por fin había interiorizado la formación recibida y estaba utilizando las TIC y poniendo en marcha procesos de transformación. También nos dijo que estaba contenta, que le gustaba aunque le hubiera costado entender. Muchas gracias a esta profesora, y a otros tantos que me hacéis partícipe de vuestros avances, los compartís conmigo y os quedáis cerca de mi para conseguir que juntos sigamos avanzando en la mejora de nuestra educación, nuestros niños y chicos se lo merecen.

Competencias docentes para trabajar por competencias

Desde hace ya unos años venimos hablando de competencias, de trabajar por competencias, de programar por competencias, de evaluar por competencias. Sin embargo, ya sabemos que existen ciertas dificultades para llevarlo a cabo, la mayor parte de los casos es por desconocimiento por parte del profesorado, otras veces es por dificultades en un sistema demasiado rígido en innovación metodológica y, claro está que, si no se cambian las metodologías difícilmente podremos incluir un trabajo por competencias adecuado.

Sin embargo, estas competencias se refieren a los alumnos, y aún estando de acuerdo en que los alumnos deberían desarrollarlas, me pregunto si no tendremos también que hacer especial hincapié en las competencias que deberían poseer los docentes y que, desafortunadamente, sólo poseen unos pocos y estos pocos las han desarrollado a base de pegarse con el mundo, sentirse incomprendido y echarle horas y horas de su vida para mejorar. Es decir, la formación del profesorado no se plantea para que desarrollen unas competencias que les ayude a desarrollar las de los alumnos y esto es una gran contradicción.

La formación del profesorado se basa muchas veces en programas que interesan en determinados momentos pero que pasado ese momento, ya no interesa. Yo he trabajado durante muchos años, y sigo haciéndolo, en el ámbito de estos proyectos que organizaciones grandes ponen en marcha, y he estado en el aula con docentes entusiasmados, ansiosos, generosos, reticentes… todos han acabado aprendiendo y dando de sí mismos tiempo, espacio y buen hacer para conseguir mejorar con sus alumnos.

Tantos años formando docentes para el cambio, para que la escuela se reinvente independientemente de las tecnologías (aunque con ellas, claro), profundizando en las razones por las que necesitamos ese cambio. Un cambio en el que estamos todos los que nos interesamos y aportamos desde algún lugar a la mejora de la educación. Tantos años, y tan poco cambio, o tan poco manifiesto. Se necesita remar todos a una, conseguir entender que cada uno tiene su parcela en este gran puzzle que es la innovación educativa.

Trabajo en una empresa que siempre ha perseguido este cambio, ya antes de la revolución tecnológica de los últimos años estábamos pensando en Comunidades Virtuales de Profesores que arrancaran debates y procesos de transformación. Fuimos partícipes de ese inicio, nos apasionamos y creímos en ellos, en los docentes, que son los que pueden y deben desarrollar al máximo sus compentencias para conseguir una escuela diferente donde se eduque a ciudadanos del futuro (no del pasado). He trabajado como formadora muchos años, sigo haciéndolo, pero en los últimos años percibo una dificultad que reside en la cantidad de información existente (que no formación) y que nubla el panorama, haciendo creer a los docentes que es suficiente en el desarrollo de sus competencias. Y hemos empezado a hablar de “autoformación” como un proceso donde con leer diferentes enlaces, recursos y experiencias de la red ya aprendo.

Quiero reivindicar la profesión de la formación como algo imprescindible para la adquisición del aprendizaje. Decir que con leer recursos de la red ya nos formamos es lo mismo que si nuestros alumnos aprendieran desde casa con los libros de texto o los recursos de internet, y sin embargo eso no nos parece apropiado para el desarrollo de sus competencias ¿no?

¿Entonces por qué los docentes últimamente se resisten a recibir formación de personas que, como yo, llevamos trabajando duro en eso? ¿por qué piensan que con leer y “consumir” recursos en la red es suficiente para el desarrollo de sus propias competencias? Creo que la consulta en la red es muy valiosa, de hecho yo también la utilizo para mi propia actualización, pero el proceso de formación requiere de una instrucción, de unas técnicas y unas metodologías para conseguir el aprendizaje.

Es cierto que no toda la formación que se ha impartido al profesorado ha sido adecuada, quizás ha habido exceso de formación, y ya están un poco hartos. Pero creo que debemos entender que en ese proceso de transformación tan buscado se necesita profundizar y poner en marcha mecanismos que permitan el cambio.

Hace dos fines de semana fui a Granada y me encontré con un grupo de profesores que participaron en uno de los proyectos más bonitos en los que he trabajado como formadora-coordinadora (Centros Modelo Educared), un proyecto que como tantos otros dejó de existir cuando su promotor dejó de interesarse por él. Sin embargo, un soplo de aire fresco me llegó cuando una de las profesoras de ese grupo con el que me encontré, y que era de las más reticentes en la formación, nos dijo que ahora estaba haciendo muchas cosas, que por fin había interiorizado la formación recibida y estaba utilizando las TIC y poniendo en marcha procesos de transformación. También nos dijo que estaba contenta, que le gustaba aunque le hubiera costado entender. Muchas gracias a esta profesora, y a otros tantos que me hacéis partícipe de vuestros avances, los compartís conmigo y os quedáis cerca de mi para conseguir que juntos sigamos avanzando en la mejora de nuestra educación, nuestros niños y chicos se lo merecen.